ENTREVISTA

“El confinamiento no va a existir para toda Canarias y si se produce en el futuro va a ser muy selectivo”

Lluís Serra Majem, portavoz del comité científico asesor para la COVID-19 en Canarias

Eloy Vera 0 COMENTARIOS 09/09/2020 - 08:03

Lluís Serra Majem es portavoz del comité científico que asesora al Gobierno de Canarias en la pandemia por la COVID-19. Este catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria alerta de la situación que se está viviendo en las Islas, sobre todo en las de Gran Canaria y Lanzarote, con muchos contagios y con aislamientos que no se están cumpliendo de una forma adecuada.

A su juicio, la situación viene derivada de la relajación de la población durante los meses de verano, pues “se creyó que esto se había acabado y que el virus ya no existía”. También insiste en que el número de positivos se centra en la población local, “el turismo está en un porcentaje muy inferior”.

-¿En qué situación se encuentra Canarias con respecto al coronavirus?

-Hay una serie de brotes importantes que han causado una cierta oleada en Gran Canaria y también en Lanzarote. En lo que respecta al resto de las Islas, la situación está dentro de lo que sería de esperar. En Gran Canaria, sobre todo en la capital, y en Lanzarote está complicada.

-¿Qué ha pasado para que se hayan disparado tanto los casos en estas dos islas en las últimas semanas?

-Todo empezó con el ocio nocturno. Posiblemente, estamos hablando del azar. Puede que una o dos personas, tal vez provenientes de fuera pero que forman parte del tejido social de la ciudad, contagiaran. Fue como una chispa que llegó a un bosque y fue capaz de contagiar a 140 personas en un sitio de ocio nocturno de la capital. Son gente muy joven, fundamentalmente asintomática. Esta es una enfermedad que se propaga rápidamente. No se detecta en el día uno ni dos en el test. Se detecta, a lo mejor, ocho días después y, a partir de ahí, se empieza a rastrear todo. Esto hace que en estos ocho días la mancha se haya extendido muchísimo. Esa es la enorme dificultad que existe. En un contexto de agosto, donde la gente se pensaba que el virus nos iba a dejar más o menos tranquilos, se crea un estrés en el sistema de rastreo que se tiene que reforzar. Afortunadamente, los sistemas de PCR están respondiendo, pero hay un cierto estrés en toda la parte asistencial. Luego, entra una serie de medidas para limitar el ocio nocturno y obligar al uso de mascarilla de forma generalizada y lo lógico es que, poco a poco, esto empiece a hacer efecto.

-¿Cuál es el perfil de las personas que se están contagiando, en estos momentos, en Canarias?

-La edad media está en unos 43 años, cuando hace 15 o 20 días era menos de 30 años. Por tanto, probablemente ha habido un contagio intrafamiliar. Es evidente dos cosas: que hay mucha gente contagiada y que, posiblemente, los aislamientos no se están cumpliendo de una forma adecuada. Por ello, hay contagio comunitario e intrafamiliar.

-¿Está ahora mismo Canarias en una situación peor a la que estuvo durante los meses de marzo y abril cuando se produjo el pico de contagios?

-Desde el punto de vista de incidencias, estamos igual o peor, pero los casos son muy distintos. De alguna forma, estamos viendo que en marzo prácticamente la mitad o más de los casos que teníamos eran enfermos hospitalarios. Actualmente, ingresa el 6% de los positivos en nuestro entorno. Por tanto, es muy distinto y la presión asistencial es muy distinta. Está centrada, sobre todo, en el Hospital Doctor Negrín, que tiene la mayor estadística asistencial. También es interesante remarcar que la edad media de las personas que ingresan en el hospital es de 44. Está ingresando gente joven. No se debe pensar que es una enfermedad de ancianos porque en el hospital hay de 23, 24 y 26 años.

-¿Fueron demasiado cortos los periodos de desescalada?

-Posiblemente, fue demasiado rápida en algún aspecto, pero el tema principal fue haberse creído que esto se había acabado y que el virus ya no existía. Pensar que podíamos hacer vida normal y que había llegado el verano y todos a la playa. En muchos aspectos, no se ha cumplido lo que había que hacer y esto puede ser una consecuencia. El propio virus también nos ha engañado. La mayoría de los coronavirus en esta época, prácticamente, no existen. Este, con menos virulencia, está infectando a una velocidad tremenda.

“El problema principal fue haber creído que el virus ya no existía y pensar que podíamos hacer vida normal”

¿Es suficiente la capacidad de rastreo que se está realizando en Canarias?

En el caso de Gran Canaria, estamos por encima de 158 rastreadores y con el refuerzo de los militares se llegará a 200. Estaríamos, incluso, por encima de lo que se recomienda a nivel internacional. La capacidad de rastreadores es adecuada. Lo que hay que incentivar es la capacidad para certificar que los aislamientos se están produciendo correctamente y que no hay demoras en la PCR. Al final, la gente no puede estar indefinidamente esperando resultados en su domicilio. Es evidente también que hay que reforzar la vigilancia policial. Muchos rastreadores o los propios médicos de familia llaman a los pacientes y se oye un ruido de calle de fondo o del centro comercial. Esta persona no está en su casa. Lo lógico sería dar el nombre a la policía para que lo localice y le abra un expediente.

-¿Cree que faltaron medidas durante los meses de julio y agosto y ahora lo estamos pagando?

-España es un país muy turístico y el ocio parece que es una cuestión de vida o muerte. Salir a cenar o ir a la playa y estar con mucha gente parece que es definición de estar de vacaciones, pero este año no tocaba eso. Los mensajes que se intentaron dar a través de campañas de sensibilización iban hacia vigilar estas reuniones de gente que procedían de zonas de alto riesgo como la Península y que podían traer el virus a nuestro entorno de una forma muy rápida. Posiblemente, fue confiar en la auto propia responsabilidad de la población, pero al final está visto que si no es con prohibiciones o sanciones es muy difícil corregir estos escenarios.

-¿Se llegó tarde en Canarias a la hora de exigir la obligatoriedad del uso de mascarilla?

-No, porque la situación en aquel momento no lo convenía. Desde el punto de vista internacional parecía que el uso de mascarilla en espacios exteriores, si la gente guardaba las distancias, no era necesario. Sin embargo, esto pudo haberse interpretado como una relajación en su utilización. No solo en la calle sino en lugares donde no hubiera aglomeraciones de personas. Al final, siempre es mejor pecar por exceso que por defecto.

-¿Qué mecanismos de contención y ataque se deben plantear para evitar que se siga propagando el contagio de la COVID-19?

-Dentro del comité científico damos la opinión al comité y al Gobierno y hacemos unas reflexiones que tienen que ir hacia el cumplimiento de las normas. Si ahora se han cerrado los espacios de ocio, pero la gente se sigue reuniendo en los parques o en la calle sin mascarilla el problema lo tenemos en otro sitio. Por tanto, que se cumplan las normas establecidas y después es fundamental impedir que haya una transmisión comunitaria o intergeneracional. Hay que evitar que se dupliquen la transmisión de casos a personas más vulnerables. Esto sí podría poner en jaque al sistema sanitario.

-¿Son suficientes las medidas que están tomando las comunidades y el Ministerio de Educación de cara al comienzo del curso escolar?

-Es un tema delicado. En Canarias se va a retrasar un poco el inicio en relación con otras comunidades, unos tres o cuatro días que es lo que permite el calendario. Fundamentalmente, en menores de 12 años se van a reforzar las burbujas y se va a intentar que estas burbujas estén incluso testadas desde un punto de vista de PCR. Esto nos permitirá tener un mapa de PCR escolar muy detallado. Es evidente que no puede empezar a funcionar un centro escolar en un barrio donde hay una incidencia muy elevada. Por ejemplo, si habláramos de La Isleta y el centro escolar de La Isleta tuviera que empezar las clases mañana no podría. Habrá una serie de condiciones previas para que el colegio pueda empezar de una forma normal.

“Desde el punto de vista de las incidencias, estamos igual o peor que en marzo y abril, pero los casos son muy distintos”

-¿Qué papel ha jugado el turismo en la transmisión del virus en Canarias?

-El turismo está en un porcentaje muy inferior a lo que pudiera ser cualquier caso. Yo diría que muy bajo igual que la emigración con pateras. Ha habido casos, pero se han controlado muy bien. Lo que nos lo está poniendo más difícil es lo mismo que sucedió en marzo: la gente que venía de otros puntos de España como Madrid, Barcelona o del norte de Italia y que se reincorporaba a sus domicilios habituales o de residencia porque se habían cerrado las universidades a unas semanas del estado de alarma. Esto provocó una eclosión de casos en las Islas en aquel entonces.

-¿Qué situación tendría que darse en Canarias para que hubiera un nuevo confinamiento?

-El confinamiento no va a existir para toda Canarias. Si existe en el futuro va a ser muy selectivo y delimitado en una zona concreta. Desde luego, las medidas que se aprobaron el 27 de agosto fundamentalmente son para aquellas islas o territorios que superen una incidencia determinada, en este caso Gran Canaria y Lanzarote. Por tanto, en principio la normalidad y la responsabilidad debe prevalecer en el resto de las islas.

-¿Cuándo comenzarían a verse los resultados de las medidas aprobadas por el Consejo de Gobierno del pasado 27 de agosto?

-Los resultados sobre la incidencia se deberían ver en una semana y los de la hospitalización en dos semanas, aproximadamente.

-¿Qué le parece la opinión negacionista que cuestiona el uso de mascarillas e, incluso, la existencia del virus?

-Muchos de ellos están en contra del uso de mascarillas. Sin ir más lejos una paciente del Hospital Materno Infantil entró el otro día embarazada negándose a llevar la mascarilla y luego resultó que era positiva y puso a un montón de profesionales en cuarentena. El problema es que con la ley en la mano no se puede hacer mucho. La gente al final incumple. Hay que hacer cumplir y ejecutar las sanciones y esa es la dificultad que existe. El negacionismo del virus me parece absolutamente demencial. Una cosa es que se puedan criticar las medidas y decir, por ejemplo, yo prefiero que en Canarias se mueran 2000 personas y no estar parando la economía o la opinión que puede tener Donald Trump y otra cosa es negar que existe el virus.

-Hace unos días, abogaba por habilitar espacios públicos para poner en cuarentena a positivos en la COVID-19. ¿Sigue creyendo que es una medida necesaria en Canarias y, en concreto, para las islas de Gran Canaria y Lanzarote?

-Uno de los cambios que se va a aplicar en los próximos días es un seguimiento a todos los casos que están aislados y ver qué necesidades hay y también en futuros casos para aislarlos. Cuando afecta a barrios donde los domicilios son pequeños y el aislamiento es difícil, hay que habilitar espacios para que esto se pueda llevar a cabo.

-Investigadores de la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca están trabajando en una vacuna de la que el ministro de Sanidad español, Salvador Illa, ha dicho que podría estar disponible a finales de año. ¿Se muestra usted optimista?

-Habrá que ver los resultados de los ensayos clínicos. Están ya probando algunas vacunas en distintos contextos de otros estudios y por otras patentes. Parece segura, pero habrá que ver un poco cuál es el grado de protección e inmunidad que confiere. Yo sí estoy esperanzado porque nunca se había trabajado tan rápido y de una forma conjunta para conseguir algo efectivo y rápido. Tener la vacuna, un año después de que esto empezara, sería un éxito espectacular. Riesgos no los habrá para la población salvo algún efecto indeseable, pero siempre será muy inferior a las consecuencias de la infección.

-¿Cuándo podría estar esta vacuna al acceso de la población canaria?

-La idea sería que estuviera ya disponible a partir de enero. Si estamos hablando de que España podía tener reservadas unas 30 millones de dosis, sería una vacunación inicial a unos 15 millones de personas españolas y eso es un porcentaje cercano al 30 por ciento de la población. Sería algo muy positivo para esta primera oleada de vacunación. [AstraZeneca informó este miércoles de que interrumpe los ensayos de la vacuna contra la COVID-19 por seguridad, después de que uno de los participantes sufra "una enfermedad potencialmente inexplicable", un procedimiento de “rutina”].

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