ENTREVISTA

“La desclasificación de suelo es un reto, pero en política parece ciencia ficción”

Asenet Sosa, profesora de la Universidad Politècnica de València

José Juan Romero 0 COMENTARIOS 22/09/2021 - 08:09

La protagonista de la primera Agenda Docente del curso 2021/2022 es una socióloga lanzaroteña que lleva 20 años impartiendo clases en la comunidad valenciana. Especialista en ordenación del territorio, centró su tesis doctoral en el caso de Lanzarote, estudiando la relación entre el desarrollo del turismo de masas, el bienestar social y la planificación territorial insular.

-¿En qué consiste su actividad docente actual?

-La actividad de una socióloga en una universidad politécnica es múltiple y muy variada. Llevamos la mirada y las herramientas de la sociología a futuros profesionales que no serán sociólogos pero que necesitan integrar esa mirada en su futura profesión. Doy clase en el Grado de Gestión y Administración Pública, también en Ingeniería de Caminos, y tengo colaboraciones en otras titulaciones, como Turismo. Siempre profundizando en aspectos de igualdad, participación ciudadana, transparencia y sostenibilidad, principio con el que siempre he trabajado y que hoy se mira a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

-¿Qué es lo mejor y lo peor que lleva como docente universitaria?

-La recompensa para un profesor es ver cómo el alumnado avanza, y cuando alguno de ellos, particularmente, te agradece el trabajo realizado. Tengo la suerte de vivir esa experiencia. Lo más doloroso ha sido asistir a un proceso donde internet ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin y el mal uso que hace el alumnado de todas las posibilidades que se han abierto. La enorme cantidad de información que brinda la Red hace que se tienda a la copia. Por otro lado, la adolescencia parece ser una etapa que cada vez se alarga más y se nota en el alumnado de nuevo ingreso. A ello también se une el enorme volumen de estudiantes por profesor, principalmente en primer y segundo curso.

-¿Qué aspectos de la enseñanza universitaria en España destacaría positivamente y cuáles deberían mejorar?

-La universidad pública española se ha dotado de mucho equipamiento, tiene grandes profesionales y el alumnado ha salido y sale preparado, aunque es sabido que hay universidades que manejan más presupuesto que otras. La UPV tiene un gran equipamiento para la docencia y para el avance en investigación. Un aspecto que está en continuo debate y conflicto es el modelo de contratación y los salarios, que hay que mejorar. Hay que tener en cuenta que el docente universitario no es solo docente. Tenemos tres tareas: docencia, investigación y administración. La pena también es que España abandona a sus científicos, hay mucho trabajo y muchos resultados, pero poco eco y financiación. Es triste que con dinero público se estén financiando también enseñanzas en universidades privadas.

-¿Cómo surgió la temática de su tesis sobre la necesidad de fijar límites en el crecimiento turístico para no comprometer el bienestar social en un territorio pequeño como Lanzarote?

-Los límites al crecimiento no son una idea nueva: se publica en 1972. Desde finales de los noventa venía haciendo lecturas en relación a los efectos del turismo en el medio rural de la Isla. Mi aprendizaje sobre la ordenación del territorio me acercó a un instrumento enormemente potente para trabajar la relación entre territorio y sociedad, fue una luz. Todo ello se unía a mi observación en relación a los constantes crecimientos inmobiliarios, ocupando cada vez más territorio. Mi inquietud era: ¿para qué tanto?, ¿es necesario?, ¿va a haber más calidad de vida? La orientación de mi tesis siempre la tuve clara: demostrar cómo la actividad turística bajo un modelo masivo revierte los beneficios iniciales para la sociedad de acogida, derivando hacia una merma en el bienestar de dichas sociedades. Todo territorio tiene capacidad de carga, concepto diferente a la capacidad de acogida.

-Con la perspectiva de los años que han pasado, ¿cómo valora el contenido de su tesis?

-Mi tesis es un estudio retrospectivo que analiza unos 35 años de evolución de la actividad turística, la política territorial y las dinámicas de transformación socioeconómica. Las conclusiones siguen vigentes. ¿Por qué? Porque el análisis retrospectivo nos permite aprender del pasado, para no cometer los mismos errores. Ahora bien, desde mi visión, al parecer no se ha aprendido. Hay que recordar que el Plan Insular de 1991 desclasificó suelo, eliminando 135.000 plazas de alojamiento turístico, aproximadamente un 79 por ciento menos que lo permitido en la clasificación de suelo de 1973. Cuánta valentía en ese momento. Las crisis económicas que se han vivido desde los ochenta debían usarse como oportunidades para repensar y transformar el modelo. Se intentó con la moratoria, en el año 2000, que fracasó estrepitosamente.

-¿Qué cabe esperar en política urbanística después de la crisis actual?

-Los datos dejan claro que se pretende superar la crisis buscando soluciones a través de los mismos procesos que la generan o que la han hecho más profunda. Tenemos una nueva oportunidad, la generada por esta crisis sanitaria actual, pero no habrá cambios en el modelo. La pregunta sigue siendo: ¿para quién se ordena el territorio? Cuando se dé respuesta a esta pregunta, con transparencia, sabremos por qué se mantiene el umbral de crecimiento de plazas del Plan de 1991. ¿Hay conciencia de los límites? Fernando Prats publicó en 2002 un artículo donde señala que Lanzarote es “una isla con la capacidad de carga agotada”. Habría mucho más que comentar, como las conclusiones de los análisis hechos para la estrategia Lanzarote en la Biosfera bajo el Programa LIFE, del año 1998, donde esta última idea queda clarísima.

-¿Cómo interpreta que Lanzarote siga sin renovar su ordenación territorial?

-Hay un trabajo de revisión acabado en 2010, pero mantiene el umbral de crecimiento del Plan de 1991. Considero que se abandona el territorio y la sociedad a la voluntad de los poderes fácticos. Lo importante sería una revisión para adaptar los parámetros a las problemáticas actuales y reducir el umbral de crecimiento de plazas turísticas y residenciales. La desclasificación de suelo es todo un reto, pero en la política actual parece ciencia ficción. La pena es que hablan de sostenibilidad. Y repito, no cabe esperar soluciones a través de los mismos procesos o modelos que nos han llevado a la situación actual. Cambiemos el modelo. Existe preocupación por la sostenibilidad de la Isla desde la Presidencia del Cabildo, tienen un gran reto por delante, y espero y deseo que se avance.

-¿Cómo se puede producir una reconversión drástica del producto turístico en la actualidad en Lanzarote?

-Desclasificando suelo destinado a un mayor crecimiento inmobiliario y rompiendo con la idea de que más cantidad es mejor, acabar con el avance del modelo turístico de masas. El equilibro socioterritorial, económico y ambiental se alcanza con menos turismo y de mejor calidad. De todo esto se ha hablado mucho. Ahora bien, hay que ser muy valiente para frenar a los poderes fácticos, amar nuestra sociedad por encima de lo lucrativo. La reconversión no se alcanza en una legislatura de cuatro años, tiene que haber un alto consenso político, y se abrirá un periodo de conflicto intenso, con repercusiones económicas también para las arcas públicas. ¿Quién se atreve?

-¿Qué le espera a Lanzarote si se sigue aumentando el número de camas?

-Estrangulamiento constante y colapso de los equipamientos e infraestructuras, incremento de la contaminación, una importante y notable elevación de la pobreza por pauperización del empleo, fractura del tejido social, inflación, merma significativa de la calidad de los servicios turísticos… Las conclusiones de mi tesis son claras en relación a la puesta en entredicho del éxito de la política territorial y turística insular: aunque se presuma de seguir siendo Reserva de la Biosfera, no me queda claro que seamos merecedores.

Añadir nuevo comentario