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Así trabaja el equipo anti-COVID de Lanzarote, en primera línea de la batalla

En la Isla ya hay más de un centenar de profesionales de la Sanidad, que ejercen casi de detectives, dedicados a tratar de frenar la expansión del coronavirus, que en el último mes se ha disparado

Toma de muestras en el Hospital Doctor José Molina Orosa. Fotos: Adriel Perdomo.
M. Riveiro 0 COMENTARIOS 07/09/2020 - 08:05

Viernes, once de la mañana. En las salas habilitadas en el Hospital Doctor José Molina Orosa para el equipo anti-COVID de Lanzarote, que ha ido aumentando a medida que se ha disparado el número de casos de coronavirus en la segunda ola, no hay signo de relajación. Ni fines de semana.

Todos los días, desde las ocho de la mañana hasta al menos las nueve de la noche, se hace un seguimiento de los casos positivos que tienen que estar en aislamiento en sus casas, se rastrean los contactos estrechos de los nuevos contagios y se trata de cortar la cadena de transmisión de un virus que, desde el inicio de la pandemia y hasta el comienzo de septiembre, ha afectado a más de 770 personas, según las cifras oficiales, ha provocado la hospitalización de decenas de pacientes y se ha cobrado siete vidas en la Isla.

El proceso arranca con la toma de muestras. En el Molina Orosa se ha establecido su recogida sin ni siquiera tener que bajar del coche y se ha decidido habilitar otro espacio similar (bautizado como COVID-Auto) en las inmediaciones de la sede del Cabildo, en el recinto ferial. También hay profesionales sanitarios que se desplazan para tomar muestras a domicilio.

Cuando estalló la pandemia de coronavirus, en marzo, la capacidad de análisis era limitada y se hacían unas 30 o 40 pruebas al día. Había jornadas en las que se tenían que enviar a hospitales de Gran Canaria y Tenerife y los resultados se demoraban. Ahora hay equipos técnicos que permitirían efectuar diariamente hasta 1.000 pruebas PCR (Reacción en Cadena de Polimerasa, por sus siglas en inglés), pero para llegar hasta esa cifra harían falta más recursos humanos especializados.

No obstante, se están haciendo entre 300 y 400 por jornada, algo impensable hace unos meses. Y, entre personal del Hospital Molina Orosa y de los centros de salud, hay más de un centenar de profesionales en Lanzarote dedicados a luchar de manera específica contra la COVID. “Se está reforzando el equipo cada semana y, como sigamos así, nos quedaremos cortos”, subraya la enfermera Yanira Alonso, del grupo de rastreadores.

Dar con el virus es clave para impedir su expansión generalizada: la temida transmisión comunitaria, ante la que los expertos recetan confinamiento

“Todas las mañanas recibimos un listado del laboratorio con el resultado de las pruebas PCR realizadas el día anterior”, explica Aniuska Sutil, directora médica de Atención Primaria en Lanzarote. “Esos resultados los analizan los médicos del equipo COVID y a los positivos se les informa inmediatamente de los resultados, se les indican las pautas del aislamiento domiciliario, las medidas higiénicas y sanitarias que deben de cumplir y se les incorpora a la agenda de seguimiento”.

Comienza en ese momento el desafío de localizar a sus contactos estrechos, que son aquellas personas con las que el contagiado ha estado más de 15 minutos, durante las 48 horas anteriores, especialmente sin medidas de prevención, como la mascarilla, y a menos de metro y medio de distancia. Así lo establece el protocolo, pero en el ámbito sanitario también hay quien considera corto ese periodo de tiempo.

“Una persona contagiada puede generar unos cinco contactos estrechos de media, aunque hemos tenido algún caso en el que se debieron rastrear hasta 15”, explica Sutil, que ha tenido que delegar algunas de sus responsabilidades y centrarse en el operativo para frenar el avance del coronavirus en la Isla. “Un compañero, director de una zona básica de salud, está ayudando en la coordinación de Atención Primaria”, señala.

Agosto ha sido crítico: de empezar el mes con apenas cinco casos y tres días sin ningún contagio, a finalizarlo con 429 pacientes diagnosticados de COVID-19. En la actualidad hay 508 casos activos, aunque el pasado sábado llegaron a contabilizarse 537 positivos.

En un ala del Hospital, los carteles de los despachos y salas de trabajo engañan. Donde pone “gestión presupuestaria”, “facturación” o “contabilidad”, se encuentran ahora los rastreadores, encargados de hacer el seguimiento de los contagiados y encontrar a sus contactos.

Cada persona que da positivo y está en aislamiento en su domicilio recibe una llamada diaria para saber su estado de salud. Sutil destaca que hasta ahora ha podido hacerse así, “pero como los positivos se han multiplicado exponencialmente”, Salud Pública ha aconsejado que esas llamadas de control a los asintomáticos se hagan “cada dos o tres días”, con la advertencia de que, si empeoran, sean los pacientes los que se pongan en contacto sobre la marcha.

El rastreo no es una tarea sencilla. “Hay gente colaboradora y otra que se muestra reticente a facilitar los contactos estrechos o cumplir con el aislamiento”, explica Yanira Alonso, una de las encargadas del equipo, cuyos integrantes ejercen más de detectives que de sanitarios.

“Hacemos un llamamiento a la responsabilidad de todos para contener la evolución de la pandemia. Seguir las normas sanitarias es la mejor prueba de solidaridad”

Dar con el virus es clave para impedir su expansión generalizada: la temida transmisión comunitaria, ante la que los expertos recetan confinamiento. Por ello, los contactos estrechos de los contagiados también tienen que guardar cuarentena.

“Lo que estamos viendo es que, la primera prueba PCR que  se le realiza a un contacto estrecho puede ser negativa pero, a los 10 días, cuando se la volvemos a repetir, salta el positivo”, explica el gerente del Molina Orosa, José Luis Aparicio: “Por eso es importante cumplir con el aislamiento, para evitar la transmisión del virus”.

Hasta que el paciente no recibe el alta, no puede salir de casa. El sistema se basa en la confianza de que los contagiados y sus contactos en seguimiento van a cumplir las normas, pero no siempre es así. En ocasiones, en las llamadas se escuchan ruidos de fondo que confirman incumplimientos de la cuarentena. En esos supuestos, se comunica a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la consecuencia suele venir en forma de sanción económica.

Los datos de Lanzarote revelan que la franja de edad con más contagios es la de los 20 a 29 años. “La mayoría de casos se están produciendo ahora en jóvenes, pero tienen que pensar que aumenta el riesgo para personas mucho más vulnerables” con las que tienen contacto, “o para ellos mismos, porque también se dan casos de jóvenes que enferman de gravedad o fallecen”, destaca Encarna Nicolás, enfermera del equipo de rastreadores.

En el origen de los contagios, en Lanzarote, abundan las “reuniones familiares o de amigos, en espacios cerrados, o personas que se confían y no utilizan la mascarilla”, así como “contactos laborales sin la protección adecuada”, explica Yanira Alonso.

Arrecife es el epicentro de los casos y las fuentes consultadas apuntan a Valterra y Titerroy como las zonas con más pacientes. También sigue habiendo casos importados. No solo de turistas procedentes de países extranjeros o de la Península –que una vez diagnosticados pasan la cuarentena en un complejo de apartamentos habilitado para ello-, sino de residentes que regresan a la Isla tras haber salido fuera.

“Hacemos un llamamiento a la responsabilidad de todos para contener la evolución de la pandemia”, recalca Sutil el último viernes de agosto, un par de horas antes de que el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, visite a su equipo y un día después de haber batido un lamentable récord: 69 contagios en un solo día.

“En estos momentos, seguir las normas sanitarias es la mejor prueba de solidaridad del ser humano, de ser empático y pensar en el otro”, añade. “Este no es un problema que solo te toca a ti, sino que puede afectar a otras personas y derivar en un ingreso en la UCI o en la muerte”.

PASOS EN LA LUCHA CONTRA EL VIRUS

Toma de muestras. En el Hospital Molina Orosa se ha dispuesto un AutoCovid para recoger muestras sin bajar del automóvil y se prepara otro espacio similar en el recinto ferial.

Pruebas PCR. La capacidad teórica que tiene en la actualidad el Hospital es de 1.000 pruebas al día. Se están realizando unas 400 al día, diez veces más que en la primera ola de la pandemia.

Los rastreadores. Una de las tareas más complicadas para frenar la expansión del coronavirus es localizar a los contactos estrechos, que también pueden estar contagiados y propagarlo.

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