MEDIO AMBIENTE

Canarias sigue la pista del indeseado errante de los océanos

El proyecto DeepPLAS investiga la presencia en el mar de los microplásticos, así como su comportamiento, con resultados y enfoques novedosos

Gregorio Cabrera 0 COMENTARIOS 16/07/2021 - 07:24

De niña, Daura Vega le prendió fuego sin querer a la mesa de la cocina con su caja infantil de experimentos. Según las indicaciones del juego, el incidente no debería haber tenido lugar. Pero esta doctora en Química Analítica y profesora de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) siempre ha mostrado facilidad para ir más allá de lo previsto desde aquellos años iniciáticos en la casa familiar del barranco del Guiniguada.

Su biografía se escribe con la tinta de la curiosidad innata. Un episodio significativo de su trayectoria traslada al año 2017, cuando estaba a bordo de un barco de investigación oceanográfica. Movida por esa inquietud científica y por la creciente literatura sobre la presencia de microplásticos en el océano, le pidió “por favor, por favor” al jefe de la campaña veinte minutos para lanzar al mar una roseta de toma de muestras a 300 metros de profundidad.

“Quería quedarme tranquila”, rememora, “porque yo pensaba que si los microplásticos estaban en la superficie, seguro que los encontraríamos más abajo y mi hipótesis entonces era que aparecerían al menos en la capa de mezcla. Pero lejos de quedarme tranquila, aparecieron en todos los puntos de muestreo, además de que a 150 metros encontramos elementos que debían flotar, pero que estaban allí”.

En la actualidad, Vega es la investigadora principal del proyecto DeepPLAS, liderado por los departamentos de Química y Física de la ULPGC y del que también forman parte el Instituto Español de Oceanografía y la Plataforma Oceanográfica de Canarias (Plocan), además de contar con la colaboración del Grupo de Química Analítica Aplicada de la Universidad de La Laguna, enumera la científica junto a la Playa de las Canteras, mientras la gente se baña, surfea, pesca y pasea al borde del Atlántico.

El DeepPLAS ha confirmado por primera vez la presencia de plástico y fibras sintéticas en la columna de agua hasta los 1.150 metros de profundidad y ha colocado a Canarias en un lugar destacado en el mapa de la investigación en esta materia con la publicación en la revista Science of the Total Environment de los resultados de prospecciones al norte de Gran Canaria, entre esta isla y Tenerife, al sur de Tenerife, La Gomera y El Hierro.


Roseta de muestreo.

Además de por su alcance en metros, el DeepPLAS resulta novedoso por la combinación del estudio de aspectos químicos y físicos, estos últimos para analizar el comportamiento de los microplásticos en los océanos, y ya ha tenido un notable impacto en la comunidad científica, como lo atestigua que se haya hecho eco de él en sus redes sociales el oceanógrafo Erik van Sebille, una de las referencias internacionales en los estudios sobre el cambio climático. Pero, con todo, lo más importante del DeepPLAS es que sigue profundizando para llegar donde no lo ha hecho nadie antes. Su último hito se produjo frente a La Restinga, en El Hierro, donde yace bajo las aguas el volcán Tagoro. “En abril tuvimos la suerte de que muy cerca había un gran remolino anticiclónico, zonas de convergencia que giran y acumulan materia, basura o zooplancton; de todo. Hicimos un transepto completo para clasificarlo en la vertical y en la horizontal y es el próximo artículo que sacaremos, en el que se observa por primera vez a nivel mundial un corte evaluando el microplástico en un remolino de este tipo”, anticipa. En este caso se alcanzó incluso una profundidad algo mayor, hasta los 1.200 metros.

Daura Vega suele invitar a su alumnado a imaginar una pluma flotando en el aula, con su tendencia natural a caer al suelo, salvo, explica, que se abran de pronto todas las puertas y ventanas y las corrientes de aire conviertan su destino en algo más complicado de adivinar. Y con esto logra sumergirles en lo que ocurre con los microplásticos y las corrientes oceánicas.

La profesora matiza que “el microplástico abarca desde una micra, que no es visible a simple vista, hasta los cinco milímetros. Es un rango muy grande, así que los comportamientos físicos no son iguales. Nosotros nos centramos en los que son menores a un milímetro y los más frecuentes se encuentran entre las 100 y las 500 micras. Este rango no tiende a depositarse en el océano por peso”.

La teoría indica que la dinámica océanica supera el poder de la densidad del microplástico, que estaría siendo arrastrado por las masas de agua. “Esto implica que encontramos microplásticos que deberían flotar pero que no lo hacen o que detectemos microfragmentos de restos de pintura de barco a 1.100 metros. La hipótesis sería que están presentes porque se encuentran en el agua mediterránea, una gran masa que se hunde a la salida de Gibraltar y que circula hasta el Sur y llega hasta aguas de Canarias y arrastra también al microplástico que estaba en su superficie”, ilustra.


La profesora Daura Vega.

El proyecto vio por primera vez la presencia de plásticos a 1.150 metros

El microplástico es un polizón oceánico, restos a merced de prácticamente cualquier corriente que en el caso de Canarias puede llegar también desde las costas americanas o de las balsas de agua que fluyen hacia el Norte, como la Atlántica Intermedia, aunque Vega insiste en que la óptica debe ser planetaria, pues, además, los océanos están interconectados. “Es un problema sin fronteras y las políticas deben ser globales”, subraya. Los plásticos no enarbolan banderas en su deriva.

Asimismo, el plástico entraña “un doble problema”, indica la investigadora, pues más allá de los compuestos químicos que lo integran “actúa como vector de contaminantes que se adhieren a su superficie y se trasladan con él”. Es el caso de los hidrocarburos aromáticos policíclicos, de los pesticidas organoclorados de la agricultura y de los PBCs (policlorobifenilos). Del mismo modo, precisa que los plásticos poseen componentes y aditivos muy diversos y que la tasa de absorción de contaminantes varía en función del tipo de plástico, su fragmentación y su antigüedad. El puzle es infinito.

El DeepPLAS no aborda directamente los efectos biológicos o en la cadena trófica de la presencia masiva de microplásticos en los mares, a los que se arrojan 8 millones de toneladas de plástico anuales. No obstante, Vega explica que el plástico “es un compuesto químico, antropogénico, que está conviviendo con toda la fauna y flora marina y que esos contaminantes propios y adheridos están pasando a la cadena trófica, pero aún no se sabe los efectos que puede tener a largo plazo, aunque gran parte de la comunidad científica está muy preocupada”.

“Sin azul no hay verde”. La frase ha sido pronunciada recientemente por la física y oceanógrafa Elena Ceballos. “Estamos en la década de los océanos”, asiente Daura Vega, que celebra que “por fin Europa está poniendo el foco de atención y la financiación en los mares y en el plástico, en el que tendríamos que pensar desde la economía circular, pues no está catalogado como peligroso ni se piensa en qué va a pasar después de su uso”, muchas veces apenas unos minutos para tener después una larga y errante segunda vida, enrolado en las corrientes marinas.

FAMARA, ENTRE LOS ‘PUNTOS NEGROS’ DE CANARIAS

Determinados lugares de la costa de Canarias están identificados como ‘puntos negros’ en el mapa del microplástico. Se trata de localizaciones como Famara en Lanzarote, Arenas Blancas en El Hierro o Playa Grande en Tenerife. “En días concretos ves auténticas olas de microplástico, porque la ola no es solo una ola de agua”, indica Daura Vega, que apunta la necesidad de estudiar por qué “determinados puntos costeros son puntos negros en determinados días” y en cambio otros muy cercanos no lo son.

La colaboración entre el proyecto DeepPLAS y el programa Implamac para la evaluación del impacto de microplásticos y contaminantes emergentes en las costas de la Macaronesia quiere arrojar luz sobre esta realidad. “No hay un patrón estacional claro, ni tampoco de latitud u orientación, aunque sí una mayor predominancia norte y oeste y a veces influye la forma de la playa, porque unas hacen de cuchara y otras expulsan hacia fuera. Tenemos un montón de trabajo por hacer”, afirma Vega. Habrá que estar al tanto.

Añadir nuevo comentario