CULTURA

Cecilia Domínguez Luis: “Escribir es investigar lo que soy, para buscarme, para encontrarme”

La escritora será la encargada de dar la conferencia inaugural de la 31 Feria del Libro de Fuerteventura que tendrá lugar del 14 al 17 de octubre

María Valerón 0 COMENTARIOS 13/10/2021 - 19:53

Cecilia Domínguez Luis, Premio Canarias de Literatura, lo ha relatado muchas veces: el primer libro de poesía que llegó a sus manos fue un poemario de Rosalía de Castro. Tenía nueve años, las manos que lo prestaron eran las del sacerdote del colegio y con el libro llegó un vaticinio: “Un día serás escritora”.

Pero la literatura había llegado a ella antes, mucho antes de esos primeros versos y de ese pronóstico que los años confirmaron. Llegó en la voz de su abuela y la Caperucita Roja de Perrault, en la de su madre y los cuentos de los hermanos Grimm y de Christian Andersen, llegó cuando aún no sabía descifrar las letras y caló tan profundo que cada día, durante muchos años, la niña que fue volvía corriendo desde el colegio para llegar a tiempo de escuchar los cuentos que retransmitían a las doce en punto en Radio Nacional.

Sobre la necesidad de regresar a ese espacio cálido que es contar, a ese hogar seguro que es escuchar, hablará la escritora, entre otras muchas cuestiones, en el pregón de la Feria del Libro de Fuerteventura, una cita con la que se dará el pistoletazo de salida a su trigésimo primera edición, que tendrá lugar del 14 al 17 de octubre.

“Será un homenaje a los libros, pero también a la literatura oral, a la capacidad de contar y a cómo contar es escuchar. Creo que ahí es donde empieza la literatura y, de hecho, yo siento que soy deudora de la literatura oral”, adelanta la autora, que ha escogido por título de su ponencia Un refugio para tiempos difíciles para abordar el papel que jugó la literatura en los momentos más oscuros de la crisis del Covid.

“A mí también me salvaron los libros”, confiesa. Releyó a Cernuda, a Ana María Matute, a Arozarena, a Pedro García Cabrera, La Montaña Mágica de Thomas Mann, y tiene la certeza de que sin ellos habrían sido días mucho más largos. También la acompañaron las voces de toda la historia de la literatura canaria, un enorme ejército de poesía y narrativa surgido de su biblioteca personal. Con él inundó las redes: “Decidí hacer cada día un vídeo de un autor canario y compartirlo en las redes sociales, con música de fondo, paisajes alusivos y una lectura con mi voz. Empecé en el siglo XIX y acabé en el siglo XXI, todos los días del confinamiento: no repetí ni un solo autor y me escribían muchas personas contándome que no tenían ni idea de que existían muchos de los autores que leí”.

La cuarentena encontró a Cecilia Domínguez Luis con un libro debajo del brazo y preparado para presentar: su novela La Sorriba, en la que la autora se sumerge de nuevo en la historia reciente del Archipiélago y coloca, una vez más, a la mujer en el centro de la escena. La Sorriba regresa al relato de la Canarias emigrante, pero en esta ocasión el foco no se sitúa en el emigrado: “Quería hacer un homenaje a las mujeres que se quedaron aquí, en los años 50, cuando sus maridos se fueron a Venezuela. No se volvieron a acordar de ellas y a ellas les tocó sacar adelante a los hijos”, explica la autora. Para recuperar el relato, la escritora recogió los testimonios de hijos e hijas de las que se convertirían en sus personajes protagonistas, un trabajo que, señala, la llevó a descubrir “historias tremebundas, terriblemente duras” que aún, setenta años más tarde, no pueden contarse sin llorar.

No es esta la única obra que la autora publicó en el convulso 2020. En ese año también fue publicada una antología de su obra poética, coordinada por Margarit Santana de la Cruz, una reedición del poemario Doce lunas de Eros, dentro de la revisión de la Biblioteca Básica Canaria del Gobierno de Canarias, la novela Y mi madre dejó de tocar el piano (Diego Pun Ediciones) y el poemario Colorín Colorado (Diego Pun Ediciones). En 2021, ha publicado el libro de cuentos Las terribles historias (Nectarina Editorial).

Búsqueda y poesía

Desde la publicación de su primer poemario, Porque somos de barro (Ed. Taiga, 1977), la trayectoria literaria de Cecilia Domínguez Luis ha recorrido diversos estilos, cruzado umbrales y ejercido rupturas allá por donde se ha posado.

La autora, cuya extensa obra abarca poesía, narrativa y ensayo, cuenta que el giro del lenguaje es el gran enigma, un reto que exige adaptarse a cada uno de los conceptos de cada obra y un juego que busca en cada nuevo proyecto literario.

Así, la autora señala uno de sus últimos proyectos finalizados: una revisión de grandes personajes femeninos, Eva, Andrómaca y Ofelia, dotándolas de voz y papel central, y en la que ha trabajado durante más de cuatro años. “Ejemplifica muy bien el reto del lenguaje: en Eva tenía que ser versicular, en Ofelia tenía que ser teatral y en Andrómaca, como en la Ilíada, iniciarse con hexámetro clásico y continuar con sextinas. El lenguaje es el mayor ejercicio de toda obra”, explica.

Sin embargo, resalta, la escritura no puede quedarse en el autor: “Para que el poema se complete necesita ser escuchado, el escritor siempre necesitará de un interlocutor, que es el lector desconocido”. Por eso, cuenta, se hacen indispensables las ferias del libro, el acercamiento de los lectores a unos escritores que no son tan ajenos y el regreso a la literatura oral, a contar.

Durante tantos años, ¿qué ha buscado Cecilia Domínguez Luis en la poesía? “A mí, me he buscado a mí. Es una investigación de lo que soy y de esta sociedad que ha hecho lo que soy. Me busco en Eva, en Ofelia, en Andrómaca, en el paisaje, en la isla, porque también soy isla, incluso en La piedra y el obús estoy yo: yo soy el cínico hombre del obús. Y creo que siempre me seguiré buscando, no quiero encontrarme”.

Como en los versos de Presagios de sueños en las gargantas de las palomas: ‘Nacer de la boca de un pájaro y quedarse en el vuelo’. Cecilia Domínguez Luis pertenece al vuelo.

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