CULTURA

D’Vaso, el nuevo aliado en la lucha social y ambiental

Juan Moltó y José García, excomponentes de Guineo Colectivo, han creado un proyecto con el que defienden la música como herramienta para el cambio

El primer tema de D’Vaso ha sido grabado por Acústicos Puipana, proyecto que pone en valor a los creadores grabándolos en parajes naturales de las Islas. Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 0 COMENTARIOS 20/03/2021 - 08:38

Mediados de 2014. José García y Juan Moltó toman cervezas después de una tarde repartiendo folletos publicitarios de la ferretería en la que trabaja el primero de ellos. Hablan de lo divino y lo humano hasta que Juan propone darle un toque a Aceysele Chacón y comenzar a tocar los tres. En el verano de 2015 irrumpe en la escena local Guineo Colectivo, una de las bandas más señeras del panorama musical reciente en la Isla. Tras cinco años en los escenarios, en plena pandemia y tras el confinamiento, sus componentes decidieron poner fin a la aventura y echar a andar solos en busca de nuevos horizontes. Juan y José, dos bregados en la lucha social, optaron por continuar juntos con varios proyectos bajo el paraguas de la Asociación Échale’engó. Entre ellos D’Vaso, un grupo que expresa lo que piensa a través de sus creaciones.

José es de Tenerife y Juan de Fuerteventura. Llegaron a la música de forma distinta. José en la adolescencia inició un recorrido que le llevó por bandas de folk, rap metal, rock... Juanillo Brigante, como se hace llamar en Facebook, gracias a un timple que le regalaron cuando no debía de levantar muchos palmos del suelo. En los años de universidad se aficionó a tocar la guitarra de un compañero de piso. Décadas después, el amor de Juan por la guitarra sigue intacto.

Más tarde, apareció la oportunidad de irse a Bilbao a estudiar un máster en Participación Ciudadana. Allí, entró en contacto con el ambiente social y cultural de una ciudad que apostaba por actividades comunitarias y participativas a través de herramientas como la música. Con esa “jiribilla” se volvió a Fuerteventura y abrió junto a un amigo La Pedrá sociotaska, un bar en el que estuvo dinamizando actividades culturales de todo tipo en el Centro Cultural de Raíz del Pueblo.

Mientras tanto, José había mudado su residencia de la isla de Tenerife a Fuerteventura y saciaba las ganas de música programando conciertos con bandas majoreras y del resto del Archipiélago, de la mano de la Asociación Enbabia, en el pub La Tierra.

En 2014, tras aquella tarde de cervezas y después de empapelar Corralejo con folletos de la ferretería, llamaron a Aceysele Chacón, una joven con amplia trayectoria en las bandas locales. Ella aceptó el reto y empezaron a darle vueltas a un proyecto que, meses después, tomaría forma bajo el nombre de Guineo Colectivo.

Arrancaron con una batería electrónica que “sonaba a cacharro”, una guitarra acústica mellada que no debía de costar más de 50 euros y muchos sueños a la espalda. Más tarde, se incorporó Ángel Morán. Llegaba de Gran Canaria con la cabeza llena de ideas y con la experiencia de haber tocado en bandas. “Empezamos con versiones que nos gustaban, pero enseguida nos entró el gusanillo de componer”, recuerda Juan. Guineo Colectivo surgió como una banda estimulada por el afrobeat, el funk y los ritmos latinos.

José explica que las letras tenían una “temática social y de denuncia” en unos momentos en los que el fantasma de las prospecciones petrolíferas planeaba sobre la Isla y los defensores de la obra de Chillida, en Tindaya, seguían viendo en la posibilidad de agujerear una montaña la puerta para sacar a Fuerteventura de sus miserias. “Nuestra intención era decir lo que pensábamos y sentíamos y, si eso contribuía a que la gente se movilizara y cuestionara, mejor. Entendemos la música como un espacio para crear conciencia a través del micrófono”, asegura José.

La primera actuación llegó como cuarteto en 2015 en Gran Tarajal y no defraudó. Luego dieron el salto a bares de La Orotava, en Tenerife, y Gran Canaria. Se presentaron ante el público como “un experimento más que un concierto”. La respuesta del público en aquellos conciertos presagiaba que Guineo Colectivo tenía papeletas suficientes para convertirse en un referente musical en Canarias. Luego se sumaron nuevos componentes, llegando a ser diez sobre el escenario. Así, empezó el crecimiento de la banda.

La llamada de festivales como Fuerteventura en Música, Espal en Vecindario, Arrecife en Vivo, los 25 años de la fundación de Ben Magec y actuaciones en Barcelona vinieron a darle la razón al público.

“Seguimos con la línea de Guineo, decir lo que sentimos con la música”, dice José

José recuerda cómo, gracias a la banda, consiguieron llegar a otros espacios de debate y reflexión como Tamaimos o foros culturales como los organizados por Karmala Cultura en La Palma donde Échale’engó pudo servir de voz a los artistas de las islas menores, poner sobre la mesa las dificultades que conlleva hacer música alejados de las grandes capitales y encontrar puentes para trabajar con otras asociaciones de Canarias como Mousike, en La Laguna, o La Fábrica La Isleta.

En pleno estado de alarma, Guineo Colectivo anunció su retirada de los escenarios. Ponían así fin a una experiencia por la que pasaron más de 20 músicos en los distintos momentos de la banda.

Tras su salida del grupo, en vez de ir llorando por las esquinas recordando tiempos pasados, Juan y José optaron por renovar la Asociación Échale’engó, creada por los miembros de Guineo en 2016 y, desde ahí, continuar defendiendo la idea de la música como herramienta de transformación.

‘Seguimos aquí’

Los dos músicos cuentan a Diario de Fuerteventura los proyectos que ocupan sus cabezas en estos tiempos de confinamiento y de saludos con el puño. El primero ya ha empezado a verse en las redes sociales. Se trata de D’Vaso, un grupo musical que se ha estrenado con el tema Seguimos aquí, una canción con sonidos de guitarra acústica y eléctrica grabado por Acústicos Puipana, el proyecto del majorero Andrés Gil que pone en valor a los creadores del Archipiélago, grabándoles en parajes naturales de las Islas.

José explica que con este trabajo “seguimos con la línea que teníamos en Guineo, la de mantener la coherencia con lo que creemos y decir lo que sentimos a través de la música y las letras”.

“Ahora resulta más necesario que nunca que la cultura alce la voz”, insiste Juan

La música como herramienta social resulta fundamental en una isla cuyo medio ambiente vive momentos bajos con la instalación de molinos eólicos por toda su geografía; la construcción de un ecocamping en El Cotillo, que amenaza la supervivencia de la hubara, y el sueño de hacer una ciudad del cine tras la que se oculta un parque temático con centros comerciales y edificios de 25 metros de altura a 400 metros de las dunas de Corralejo.

“Con todo esto resulta más necesario que nunca que el mundo de la cultura alce la voz”, insiste Juan. “Como decía Celaya para la poesía y Fela Kuti veía ‘la música es un arma’ con la que agitar conciencias y provocar cambios”, recuerda el joven.

En este momento de la conversación, José interrumpe a su colega para lamentar que desde el mundo de la música “siempre haya el miedo a hablar y denunciar por si el político de turno cierra la puerta. Nosotros lo que queremos es seguir moviéndonos y diciendo lo que queramos. Estamos cansados del ‘bla, bla, bla’. Preferimos pasar a la acción, saltar al escenario y decir las cosas”.

El segundo de los proyectos lleva la colaboración de César Pérez de Ojalá Muchá, con el que esperan grabar unos temas vinculados a la música electrónica. Se trataría de un experimento que culminaría con el tercero de los proyectos: crear una banda electrónica que recuperaría a antiguos componentes de Guineo como Sheyla del Valle, Jorge Deserio y Emilio Diena.

Una vez la pandemia permita recuperar la libertad, tienen planeado hacer un gran concierto con gente de otras islas. José Fajardo, uno de los músicos majoreros con mayor proyección en Canarias, tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los cabezas de cartel. También parecen estar seguros de contar con Simbeque Project.

Salas de conciertos

Juan y José tienen muchos planes en la cabeza y no les faltan ganas de reencontrarse con un público majorero ansioso de escuchar música en directo. Sin embargo, la falta de locales y salas de conciertos suponen una losa para público y bandas. “En la Isla, faltan espacios y locales de música en directo. Los eventos están enfocados a la cantidad y no a la calidad. La gente prefiere organizar verbenas pop-rock llenas de versiones”, lamenta Juan.

Lo que ocurre, continúa José, es que “los grupos con versiones copan los espacios donde se puede tocar. Los bares van a lo seguro con versiones de grupos pop-rock español y luego resulta muy complicado que una banda pueda acceder con sus propios temas. Al final, gestionamos nosotros los espacios o nos encontramos con que no hay huecos”.

El tema de las versiones y la falta de oportunidades parece molestar a los dos músicos. Los siguientes minutos de la conversación los copará este tema. “Me parece bien que haya espacios de ocio, esparcimiento y diversión, pero hay que llamar a las cosas por su nombre. No se puede ser promotor cultural cuando lo que se ofrece es divertimento. Eso no es fomentar la cultura ni promover creación local. Al final, se hace un evento para que triunfe por su aforo y su afluencia de público, pero no se está apostando por la cultura”, insiste el majorero.

Precisamente, los componentes de la extinta banda Guineo Colectivo arrastran la espinita de haber actuado más veces en festivales y locales de Tenerife y Gran Canaria que en su propia Isla. Juan insiste en que en Fuerteventura “no hay cultura comunitaria, algo necesario hoy más que nunca. La propia cultura majorera actualmente es poco colectiva y poco de reivindicar y levantar la voz porque se cierran las puertas”.

También saben lo que es ir con los bártulos de un lado para otro en busca de locales de ensayo. La Asociación de Jóvenes Artistas Independientes (AJAY) deja su local para que ensayen los grupos, “algo que aplaudimos, pero no permite tener una continuidad y poder contar con un espacio propio para no tener que estar montando y desmontando cada vez que ensayamos. Si hubiera más espacios y gestionados de forma más propia ayudaría bastante”, aseguran.

‘Seguimos aquí moviendo piedra a piedra para poder resistir’, dice la letra de Seguimos aquí. Esa parece ser la filosofía de los dos componentes del grupo, Juan y José, continuar allanando la vereda en busca de un camino hacia una cultura que remueva conciencias y sea capaz de crear nuevos discursos más allá del que dictan desde arriba.

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