ECONOMÍA

La complicada vendimia en la era del coronavirus con un mercado estancado

La mitad de producción y la previsible “buena calidad” de la uva no se reflejarán en un aumento del precio

María José Lahora 0 COMENTARIOS 20/07/2020 - 07:31

Las previsiones apuntan a que la vendimia de 2020 no superará el millón y medio de kilogramos de uva, lo que representa en torno al 50 por ciento de la producción del año pasado. Con una maduración temprana y menor fruto, las parras ofrecerán durante esta campaña una uva de buena calidad ante la ausencia de enfermedades en las viñas. Lo que a priori podría haber sido una oportunidad para revalorizar el precio de la uva del paciente viticultor lanzaroteño, una mejora de la rentabilidad para este sacrificado sector agrícola y un problema para los bodegueros, supone, sin embargo, un alivio para este colectivo.

En principio, las bodegas podrán asumir la cosecha de este año, algo que estuvo en duda durante el estado de alarma, con el compromiso de mantener los precios del pasado año. Cuentan todavía en sus instalaciones con un importante stock al que no han podido dar salida en el mercado, tras cerca de tres meses de cierre forzoso en el sector de la hostelería y la ausencia de un turismo que tardará en reactivarse a consecuencia de la COVID-19.

Ginés Gutiérrez, un pequeño viticultor dedicado desde hace más de 20 años a la viña de manera semiprofesional, cuenta con 300 parras que mantiene junto a otros miembros de la familia, tras hacerse cargo “del compromiso de una herencia” en la finca de su suegro a los pies de Montaña Tinache. La producción de esta tierra, que alcanza los 25.000 kilos, le permite conseguir un fruto de calidad que distribuye entre la venta a las bodegas y la elaboración de su propio vino artesanal.

Como el resto de viticultores, se encuentra a la expectativa de cómo avanzará la campaña. De momento tiene claro que la escasa lluvia de los últimos años está provocando una menor producción. Eso sí, se presenta de “buena calidad”. “La producción de secano en esta tierra siempre da un buen fruto”, apostilla.

A Ginés le preocupa más el precio al que se abone la uva este año que el hecho de que haya una menor producción. Las bodegas son las que deciden en última instancia, aunque el presidente del Consejo Regulador de la denominación de origen Vinos de Lanzarote y propietario de la bodega Vulcano, Víctor Díaz, ya ha avanzado que no descenderá de los dos euros el kilo de la malvasía volcánica.

Víctor Díaz explica que, a pesar de encontrarse con una campaña en buenas condiciones, “el principal problema es que las bodegas cuentan aún con un 80 por ciento de la producción de la pasada añada y hasta que no se reactive el sector turístico se presentan meses complicados”. Aun así, mantiene el compromiso de recoger la uva, tras acordarlo con las distintas bodegas. “Vamos a arriesgarnos a recoger la uva, pero a cambio de que el Cabildo de Lanzarote ayude a promocionar el vino en el exterior”.

El presidente del Consejo Regulador, considera que “si no se hacen los deberes” está en riesgo la campaña del próximo año. Por ello cree necesario la implicación de la administración, porque al poner contra las cuerdas al sector, también está en peligro una seña de identidad de Lanzarote como es La Geria y “que tanto gusta vender”. “La Geria va a desaparecer si no se potencia el producto que permite que se mantenga”, sentencia.

El viticultor Ginés Gutiérrez destaca el “cansancio” al que se enfrentan los agricultores campaña tras campaña, sin un relevo generacional y la ausencia de una cooperativa

Víctor Díaz, también viticultor de quinta generación, aconseja que se fije un precio mínimo que no baje de dos euros, a pesar de que los precios del vino en el mercado han descendido y “no existe negocio ahora mismo”.

Sobre si ha respondido como esperaban los bodegueros el mercado del comercio online, comenta que a los que ya tenían la maquinaria engrasada les ha ido “bien”. En concreto, en su bodega, Vulcano, el trabajo previo en este sentido ha dado sus frutos. Dice también que la empresa se ha beneficiado durante las restricciones de transporte de contar con una base logística en la Península que le permite realizar la distribución desde allí al resto de Europa. “Los que tenían la lección aprendida se han beneficiado”, concluye.

Rafael Espino, propietario y gerente de Bodegas Vega de Yuco, señala que, a nivel de producción, se espera en torno al 60 por ciento del año pasado, un rendimiento que, además, “no es uniforme”, siendo la zona más perjudicada la de Tinajo, mientras que Masdache es la que mayor rendimiento produce. Comparte la explicación de que este descenso de la producción es fruto de las escasas lluvias y las altas temperaturas de este invierno en la Isla.

Vendimia temprana

En cuanto a enfermedades, Rafael Espino dice que se presenta “un año limpio” que permite augurar “una vendimia de buena calidad en cuanto a condiciones fitosanitarias”, aunque el fruto puede “quedarse pequeño” con una maduración temprana a consecuencia de la debilidad de las parras que provoca además un envejecimiento de la planta. Por tanto, no le extrañaría comenzar a vendimiar ya durante la última semana de julio. Ya hay viticultores que a mediados de mes están recogiendo el fruto de las parras.

Espino confía también en que se mantengan los precios del año pasado, porque, “si encima que el viticultor se enfrenta a un año de poca cosecha, descienden los precios, la situación se presenta preocupante para el agricultor. Fuera de cualquier consideración, el valor de la uva debería seguir subiendo para garantizar el futuro del sector. Si hay rentabilidad no habrá abandono”, enfatiza.

Ginés González: “Si hacemos un esfuerzo de promoción para expandir nuestros productos fuera de nuestras fronteras seguramente podremos defendernos sin problemas”

En torno al 80 por ciento de la producción de Vega de Yuco se destina a hoteles y restauración, por lo que la crisis no le ha sido ajena a esta bodega. “Hemos intentado lanzar campañas de venta online y estar presente en el sector de alimentación, pero jamás llegará a compensar las pérdidas por la paralización de la hostelería y el turismo”.

Con respecto al despegue turístico, Rafael Espino se muestra cauteloso: “Lo que preocupa es qué va a pasar de aquí a final de año. Aunque le vamos a echar un montón de ganas”, dice este bodeguero, que mantiene la ilusión en la reactivación del mercado. Si bien, de cara a garantizar el futuro del sector de la viticultora en Lanzarote, insiste en la necesidad de establecer un planeamiento que permita regular La Geria: “Lo necesitamos como el aire. Es necesario que sepamos cuáles son nuestras obligaciones y derechos para poder seguir avanzando”.

En Bodegas La Florida, Ginés González, propietario, y Óscar, trabajan en levantar los racimos con el bien preciado fruto para que no se quemen en contacto con el ardiente rofe. Destacan la precoz maduración de la uva este año y comentan que no les extrañaría que tuvieran que comenzar la campaña antes de lo previsto, a mediados de julio. A pesar del menor tamaño del fruto este año, también defiende que la vendimia destacará por la “buena calidad” ante una campaña falta de enfermedades, si bien con la mirada puesta en el cielo porque un mal día húmedo puede dar al traste con todas las previsiones.

González lamenta que las circunstancias actuales no permitan elevar los precios ante una campaña que se presenta con buena cosecha y de menor producción, lo que, en otro momento, hubiera revalorizado la uva. “Los precios deberían ir al alza porque estábamos caminando hacia cosechas cada vez mejores y además porque merma la producción. Sin embargo, contamos aún con los excedentes del año pasado”.

A nivel particular, la crisis no ha causado tantos estragos en Bodegas La Florida, al contar con una línea de alimentación bajo el nombre de Jameos que busca llegar al consumidor directo con unas precios más ajustados, a fin de introducirse en los hogares lanzaroteños y que los propios consumidores contribuyan a impulsar los vinos de Lanzarote.

“El valor de la uva debería seguir subiendo para garantizar el futuro del sector. Si hay rentabilidad no habrá abandono”, sentencia Rafael Espino

Ginés González es optimista ante la reactivación económica de la Isla, aunque cree que llevará aún algunos meses más, e insiste en que la producción lanzaroteña debe mirar más allá y relanzarse en el mercado europeo, donde los caldos de la Isla son muy valorados. Contar con una limitada producción, que en los mejores años puede llegar a los tres millones de kilos de uva, no lo ve como un hándicap sino todo lo contrario: “Eso para Europa no es nada”, señala.

“Si hacemos un esfuerzo de promoción para expandir nuestros productos fuera de nuestras fronteras, seguramente podremos defendernos sin problemas”, añade. “Si las bodegas venden todo su vino, acaban demandando más uva y si escasea el fruto lo pagamos a un precio mayor”, enfatiza. El bodeguero comenta que “es importante incentivar y apoyar a las nuevas generaciones de viticultores para que haya un relevo generacional en el sector y para ello también es fundamental que vean la rentabilidad”, puntualiza.

Juan Santana, experto conocedor del cultivo de la viña y la agricultura y presidente de la Asociación de Amigos del Vino y el Queso de Lanzarote, habla de un futuro descorazonador para el sector agrícola, sin agua, sin relevo generacional y sin incentivos para mantener unos cultivos que conforman el paisaje de la Isla. En cuanto a la campaña de la uva comenta lo “pobre” que ve la viña este año: “Tras dos años sin lluvias las parras han ido perdiendo fuerza”, comenta.

Evitar el abandono

A juicio de Juan Santana, el problema se plantea para el que tiene que decidir si le compensa contratar jornaleros ante tan poca producción, al tiempo que cree que los viticultores no podrán comenzar la próxima campaña con todas las garantías de cuidados para sus tierras. Santana augura que “muchos viñedos se van a abandonar”. Habla de que el abandono de cultivos va en aumento. En su opinión, dentro del declinante sector primario, “la viña ha venido salvándose porque es paisaje. Pero ahora llega el momento de intervenir para mantenerlo”.

Juan Santana, con viñas a los pies del Volcán de La Corona, considera que para hablar de futuro del sector se le debe dotar de infraestructuras de riego

Este veterano agricultor, con viñas a los pies del Volcán de La Corona, considera que para hablar de futuro del sector se debe dotar de infraestructuras de riego, en primer lugar, así como formar a los jóvenes en el delicado cultivo de la viña, algo que no está en los libros sino que se aprende en el campo con las enseñanzas de los mayores a quienes hay que incentivar para que resulte rentable mantener el campo. “Hay que hacerse una buena repensada”, sostiene Juan Santana. En su opinión, ningún político se ha preocupado del campo lanzaroteño, a lo que se suma el gran problema del agua. “Lanzarote lleva diez años sin que se conecte agua a las fincas. Sin agua no hay agricultura”, señala.

Aboga por un proyecto de acción que comience con la dotación de infraestructuras de suministro de agua agrícola e incentivar a los jóvenes a fin de evitar el abandono de ese paisaje porque, una vez que se abandona el cultivo de la viña, desaparece el hoyo. También cree que, de dotar de agua al sector, se recuperarían otros cultivos. Santana opina que si se hubiera originado la crisis por la COVID-19 hace 50 años, Lanzarote no se habría encontrado con tantas dificultades sino con un sector primario fortalecido del que dependía la economía de la Isla.

“El agricultor lo hubiera tenido resuelto, porque en su casa tenía todo lo que necesitaba para subsistir. Había conciencia para una buena administración de la economía familiar para afrontar años buenos y años malos, en una época en la que el papel de la mujer en el campo lanzaroteño era además muy relevante y siendo la administradora de la riqueza familiar”, afirma.

En opinión de Víctor Díaz, “La Geria va a desaparecer si no se potencia el producto que permite que se mantenga”

“El coronavirus ha demostrado la gran dependencia del exterior, cuando podría contarse con un sector primario para generar riqueza y dotar a la Isla de un alimento de calidad”, defiende Juan Santana. Por el contrario, “el agricultor sigue encontrándose continuamente con trabas”.

El viticultor Ginés Gutiérrez comenta también el “cansancio” al que se enfrentan los viticultores campaña tras campaña, sin un relevo generacional y la ausencia de una cooperativa que tome las riendas de la viña lanzaroteña. Considera fundamental, en este caso, la intervención del Cabildo de Lanzarote. “Llegará un momento en que la única producción será la propia de las bodegas”, concluye.

Más “cariño” al tinto”

El viticultor Ginés Gutiérrez expone que el consumo de vino en Lanzarote es alto, al menos alcanza los 15 millones de botellas al año pero reprocha el “poco cariño” que se le tiene al vino tinto. Considera que si los implicados en el sector se empeñaran en darle el lugar que se merece, la producción de tinto de la Isla alcanzaría mayores cotas de mercado. Pide mayor promoción, al menos entre los visitantes. “El vino tinto de aquí no es nada malo y va mejorando”, señala.

En su caso particular, se esfuerza por mantener las parras de listán negro con una pequeña producción mientras que muchos otros son los que están sustituyendo las viñas de uva tinta por la blanca, dice que “por la presión de las bodegas”, lo que está poniendo en riesgo el futuro de la variedad tinta por excelencia en Lanzarote: la listán negro.

Curiosamente un tinto de Lanzarote, el Esencia Yaiza de Vega de Yuco de listán negro, ha sido el único de la denominación de origen lanzaroteña en conseguir este año un galardón en el certamen Agrocanarias, concretamente la Medalla de Plata del concurso regional al que se han presentado 173 caldos de las once denominaciones del Archipiélago.

Al respecto, el bodeguero Ginés González defiende que son muchos los visitantes europeos que se sorprenden ante los caldos tintos de Lanzarote. Sin embargo, en los establecimientos de restauración no suele ser un producto que se recomiende por parte del servicio de sala. “Es un concepto que debemos cambiar”.

El propietario de Bodegas La Florida, con una línea propia dedicada a alimentación, asegura que en esta área está creciendo la demanda de tinto de Lanzarote. “Al turista le gusta probar el vino de la zona que visita y, quien tiene preferencia por los tintos, pide la listán negro de Lanzarote”.

MÁS TRABAS PARA EL CASTIGADO SECTOR PRIMARIO

A pesar de que la Consejería de Agricultura ha ampliado el plazo de presentación de las solicitudes para las ayudas POSEI al mantenimiento del cultivo de la vid por hectárea, el Consejo Regulador se está encontrando con dificultades para llevar a efecto la tramitación de todas las ayudas en las que se solicita la firma electrónica de los viticultores. Actualización digital que lleva su tiempo, por lo que solicita una ampliación de vigencia, como en el caso de las ayudas del Estado de 2019.

Al respecto, Víctor Díaz reconoce que las nuevas herramientas digitales son un hándicap para los viticultores de mayor edad, muchos de ellos sin firma electrónica, que se encuentran con un nuevo obstáculo para la solicitud a través de la plataforma electrónica. Aun así, el Consejo Regulador está trabajando a marchas forzadas para ayudar a los viticultores en la tramitación de las solicitudes.

“Se nos solapan las dos ayudas y no podemos tramitar ambas a la par, porque ya teníamos convocados a la viticultores para venir a una hora y un día, y no podemos demorarnos mucho con cada uno, porque se nos acumula el trabajo”, señalan los técnicos del Consejo Regulador.

Otras demoras se presentan cuando hay que actualizar la firma digital de los viticultores y estos deben renovar el DNI con citas fijadas entre la mitad y finales de julio. “Con respecto al certificado electrónico ocurre tres cuartos de lo mismo, por lo que le hemos pedido una ampliación del plazo desde el mismo día que salió la convocatoria y la respuesta hasta el momento ha sido el silencio”, exponen.

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