FUERTEVENTURA

A la espera del búnker de radioterapia, “más necesario que nunca” por la COVID

La puesta en funcionamiento en Fuerteventura no se prevé hasta 2022, mientras que el miedo al contagio y el recorte de vuelos entre islas agrava aún más el calvario que sufren los pacientes con cáncer

Entrada del Hospital General de Fuerteventura. Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 0 COMENTARIOS 12/11/2020 - 07:30

Unas 15.000 personas salieron a la calle, hace ya cuatro años, para reclamar, entre otras mejoras sanitarias, un búnker de radioterapia en Fuerteventura. Tras la multitudinaria manifestación del 23-S, algunos de los enfermos oncológicos que sujetaban la pancarta no han podido ver el inicio de las obras. Otros esperan con desconfianza su terminación. Y las dudas se acrecientan sobre cuándo se pondrá en marcha de forma efectiva, al ser necesario no solo el equipamiento técnico sino un grupo de profesionales específico.

Mientras tanto, los pacientes oncológicos de Fuerteventura siguen viajando a Gran Canaria para recibir las sesiones del tratamiento, un viaje molesto y cansado que, en tiempos de pandemia, se convierte en pesadilla. Hay menos vuelos y más dificultad para conseguir plazas aéreas pero, sobre todo, hay miedo a acabar contagiado con COVID en el peregrinaje por aeropuertos, aviones y hospitales.

Otro factor determinante es el tiempo de espera. En una respuesta oficial en el Parlamento de Canarias, de este pasado mes de julio, la Consejería de Sanidad reconoce que desde que se solicita radioterapia para un paciente de Fuerteventura hasta que empieza el tratamiento pasan, de media, 31 días, nueve más que en Lanzarote, por ejemplo. En el caso de los pacientes majoreros valorados como preferentes, la demora media es de 6,6 días.

La presidenta de la Asociación Fuerteventura Contra el Cáncer, Isabel Laucirica, reconoce que, desde que empezó la pandemia, “los pacientes de cáncer han vivido la situación con más incertidumbre y angustia que cualquier otra persona, debido a que tienen que desplazarse y exponerse”.

Ese es el caso de Alena, una joven de 36 años a la que en septiembre del año pasado le diagnosticaron un cáncer de mama. En enero la operaron en el Hospital General de Fuerteventura. El 17 de septiembre comenzó las sesiones de radioterapia en el Doctor Negrín de Gran Canaria. Hace unas semanas, terminó el tratamiento. La paciente señala que, las veces que tuvo que coger un avión para desplazarse, “tenía miedo a volar”.

“Con las defensas bajas, me asustaba contagiarme”, subraya. Para las dos primeras sesiones de radioterapia fue y regresó el mismo día a su casa. “Iba a las ocho de la mañana y volvía a las nueve de la noche, porque el resto de los vuelos estaban llenos.

Aquello era agotador. Cuando salía de la radioterapia estaba muy cansada, me estaba arrastrando”, confiesa. Al final, decidió coger un hotel durante las tres semanas y media que duró el tratamiento. La reducción de frecuencias aéreas entre Gran Canaria y Fuerteventura desde que estalló la pandemia supone un hándicap para los pacientes que se tienen que trasladar a hospitales de referencia en Gran Canaria por consultas, sesiones de radioterapia u otro tipo de pruebas médicas. En tiempos de coronavirus no es fácil acceder a plazas vacías en los aviones.

Alena tuvo la opción de alojarse en alguno de los pisos que el Servicio Canario de Salud ofrece a los pacientes de otras islas, pero exigen acompañante. “Yo no tenía quien me pudiera acompañar”, comenta. Calcula que los gastos ocasionados en el hotel superaron los 800 euros. Espera que la Seguridad Social abone las cantidades en un plazo de cuatro o cinco meses. “Si hubiera habido un búnker en Fuerteventura, habría tenido menos estrés y cansancio”, asegura. Y añade: “No somos tan pocos habitantes en la Isla como para no tenerlo. Cuando voy a Oncología, hay muchos enfermos de Fuerteventura”.

El Servicio Canario de Salud ofrece pisos de acogida, gestionados por Cruz Roja, en Gran Canaria. También se puede optar a los de la Fundación Alejandro Da Silva contra la Leucemia cuando no hay plazas en los de Cruz Roja. Además, disponen de la vivienda que ofrece la Asociación española contra el cáncer. Durante la pandemia, se han tenido que extremar las medidas y reducir a la mitad el número de plazas.

Laucirica: “Sería mejor la radioterapia en la Isla, se evitarían riesgos”

Isabel Laucirica explica que, a pesar de las restricciones, “no ha habido ningún paciente de los que acuden a la asociación que se haya quedado sin alojamiento. Todos han podido ir a recibir el tratamiento. Ha habido pacientes que no ha querido ir a esos pisos porque preferían estar solos y, económicamente, se lo podían permitir”.

La presidenta de la Asociación Fuerteventura contra el Cáncer insiste en que el búnker es “más necesario que nunca en tiempos de COVID”. Para Laucirica, que un enfermo “no tenga que desplazarse ni coger un avión no tiene precio en tiempos normales, pero, en esta época del coronavirus, más. Sería mejor si se diera radioterapia en la Isla, porque se evitarían riesgos de contagio y otros problemas añadidos”.

Laucirica recuerda que, desde que se creó el colectivo, allá por 2005, una de las principales luchas es la unidad de radioterapia. En aquellos momentos, reconoce, “era una meta bastante inalcanzable por el personal especializado que se requería para su mantenimiento, pero los tiempos han cambiado y ahora ha sido posible este proyecto. Al final, nunca es tarde si los resultados son satisfactorios”, indica.

Los ‘no COVID’

“Los pacientes no COVID también existen y están siendo los grandes olvidados”, lleva tiempo repitiendo el diputado del Partido Popular por Fuerteventura, Fernando Enseñat. Tras el esfuerzo de los primeros meses de la Consejería de Sanidad en poner recursos técnicos y humanos para intentar contener la pandemia, el popular cree que ha llegado el momento de “no olvidarnos del resto de pacientes y patologías”.

A su juicio, este tipo de pacientes “se han quedado en un segundo plano”, por lo que ahora hay que “centrarse en dotar a la sanidad de medios económicos, materiales y humanos para intentar reducir las listas de espera en las pruebas quirúrgicas y en las consultas de especialistas, que se tuvieron que retrasar”.

Enseñat comparte la preocupación de los pacientes que, en plena pandemia, siguen viajando a otras islas para las sesiones de radioterapia, pruebas médicas o consultas con especialistas. “He hablado con alguno de ellos y me dicen que no se trata solo del hecho de tener que salir de la Isla, sino de acudir a hospitales que, lamentablemente, han tenido brotes de COVID”, explica.

Mientras los pacientes esperan que llegue el día en el que no tengan que volver a coger un avión para ir a recibir radioterapia, la Consejería de Sanidad canaria asegura que las obras del búnker “van en plazo”. A una pregunta de la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Vidina Espino, en el Parlamento regional, el Gobierno de Canarias respondió en junio que la puesta en funcionamiento del Servicio de Oncología Radioterápica en Fuerteventura va ligado a la fecha final de ejecución de la obra del búnker”.

El edificio que albergará las instalaciones de oncología radioterápica no es un proyecto independiente, sino que forma parte de las obras de ampliación del Hospital General, cuya entrega estaba “prevista para el mes de diciembre de 2020”. También reconoció que, una vez instalado el acelerador lineal, “son necesarios otros trabajos adicionales menores de adecuación estructural del búnker”.

Sanidad se inclina por crear una unidad satélite, con profesionales desplazados

El diputado Iñaki Lavandera (PSOE) confirma que las obras de ampliación del Hospital General y, por tanto, también la del búnker, “están previstas que finalicen a finales de año”. Quedaría pendiente el equipamiento con el acelerador lineal. En la misma respuesta a la pregunta de la parlamentaria de Ciudadanos, el Gobierno canario informaba de que la adquisición del acelerador lineal estaba pendiente de licitación. El inicio del procedimiento de compra estaba previsto para junio, según el Gobierno, que añadía que, si se seguía el cronograma habitual, “podría estar adjudicado en un periodo de seis meses”, coincidiendo con la fecha de entrega de la obra.

Cinco meses después, aún no ha sido adquirido el acelerador lineal. Iñaki Lavandera explica que la última semana del mes de octubre “los pliegos estaban enviados a la Dirección General de Recursos Económicos de la Consejería de Sanidad, para su revisión y envío a publicación”. El socialista incide en las dificultades que ha habido a la hora de redactar esas bases de la licitación del acelerador lineal. “No es un pliego sencillo y se ha tenido que recurrir a un asesoramiento externo a la Gerencia del Área de Salud de Fuerteventura. Ha habido bastantes obstáculos. Llevan tiempo trabajando de pleno con ello”, asegura.

El diputado no se atreve a dar una fecha exacta de cuándo podría estar instalado el acelerador lineal y en funcionamiento el servicio de radioterapia en Fuerteventura, aunque se aventura a hacer un pronóstico: si los plazos se cumplen sin alteraciones, “en enero estará publicado el procedimiento de compra del aparato, en abril adjudicado y para finales de año instalado”.

Desconfianza y retraso

Entre los representantes de la Isla en la Cámara autonómica también hay quien desconfía. “Nos preocupa el equipamiento, que se pierdan los 500.000 euros que había para equipar el búnker y que el dinero se vaya a otra Isla”, asegura Fernando Enseñat. El dirigente insular del PP lamenta que en Fuerteventura “todo se retrase” y pone como ejemplo, no solo el búnker, sino también la Unidad de Hemodinámica, crucial para atender infartos y evitar que los pacientes tengan que ser desplazados a Gran Canaria, o el centro de salud de Caleta de Fuste.

Enseñat también teme que, cuando acabe la obra del búnker y se instale el acelerador lineal, haya problemas para dotar el servicio de personal. El modelo previsto en Fuerteventura –y también en Lanzarote, donde acaban de comenzar las obras de su búnker- es el de una Unidad Satélite de Oncología Radioterápica.

María Isabel, paciente: “No se puede estar con el estrés de que se retrase un vuelo”

Es decir, el equipo médico “debe formar parte y estar integrado” en el funcionamiento del servicio de Oncología Radioterápica del hospital de referencia en Gran Canaria, tal y como explica la Consejería de Sanidad. “Se considera que, en este modelo, el equipo médico responsable debería alternar su actividad entre la unidad satélite en Fuerteventura y el hospital de referencia en Gran Canaria”, señalan fuentes de Sanidad.

A la pregunta de la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, el Gobierno de Canarias especificó que las necesidades de personal para la puesta en marcha del servicio de radioterapia en Fuerteventura, ya sean propias o compartidas con el hospital de referencia, serían: dos oncólogos radioterapeutas, un especialista en radiofísica, tres técnicos especialistas en radioterapia (uno con función de dosimetrista, que calcula la dosis de radiación necesaria para un tumor), una enfermera, un auxiliar de enfermería y otro administrativo, además de un celador.

“ES MUY NECESARIO”

María Isabel Fernández tiene 54 años y vive en Tuineje. En febrero acudió a hacerse una mamografía a la unidad móvil para el diagnóstico precoz del cáncer de mama. El radiólogo vio algo raro y le hicieron repetir la prueba. La segunda prueba confirmó un tumor en uno de los pechos. El 8 de abril la operaron. En julio empezó con las 15 sesiones de radioterapia previstas. La mujer asegura que, en esos momentos, tuvo dos opciones: “Ir y venir todos los días a Gran Canaria, aunque me decían que la primera semana la soportaría, pero la segunda no porque ya daba mucho cansancio, o quedarme allí. Después del tratamiento, necesitaba mi tranquilidad y, con la COVID de por medio, decidimos alquilar un apartamento”.

También evitaba así tener que levantarse a las seis de la mañana en Tuineje para coger un avión, ir a la sesión y regresar. “Eso todos los días es un trastorno”, asegura. Calcula que su estancia allí el tiempo que duró la radioterapia pudo llegar a los 3.000 euros. Esta paciente no se cansa de decir que el búnker es “muy necesario”. “Yo pude disponer de ese dinero, pero hay personas que no tienen acompañante ni disponen de recursos para pagar un apartamento. Y la Seguridad Social puede tardar hasta cuatro y cinco meses en abonarlo”.

También tiene claro que a los enfermos de Fuerteventura y Lanzarote “los tienen olvidados”. “Un paciente de cáncer no puede estar recibiendo el tratamiento estresado por que se retrase un vuelo”, recalca. Además, insiste, “no es lo mismo que estés tranquilamente reposando y cuidándote después del tratamiento en casa, que estar todos los días en un avión”.

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