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Mari y su madre, anciana y con alzhéimer, al borde del desahucio

La mujer debe, desde febrero de 2020, el alquiler de la vivienda que hasta antes de la pandemia pagaba gracias a una ayuda del Ayuntamiento de Puerto del Rosario

Mari y su madre, en el salón de su casa en Puerto del Rosario. Foto: Carlos de Saá.
Eloy Vera 1 COMENTARIOS 10/02/2021 - 06:55

En diciembre hizo cinco años que Mari Isabel Pérez alquiló una vivienda para ella y su madre, Carmen, en Puerto del Rosario, después de que tuvieran que abandonar su casa de Majada Marcial por temor a que se derrumbaran los techos. El Ayuntamiento de la capital se comprometió, entonces, a pagarle el alquiler mientras les arreglaba la vivienda.

Ahora, se enfrenta a una orden de desahucio, debido a la deuda contraída en el pago del alquiler. La cantidad asciende a más de 3.000 euros. La mujer teme que ella y su madre, de 86 años, con alzhéimer y encamada, acaben de un día para otro en la calle.

El rostro de Mari Isabel, de 61 años, muestra el cansancio de toda una vida trabajando como feriante y los estragos que ha ido ocasionando la enfermedad en su salud. También, el agotamiento de no haber podido dormir durante toda la noche. Cada vez que intentaba conciliar el sueño, su madre la llamaba para pedirle agua o tenía que acudir a calmarla. Así es la vida de Mari desde que su madre enfermó de este tipo de demencia.

Antes de todo esto, la vida de Mari fue la feria. Trabajaba de pueblo en pueblo, arrastrando un puesto de golosinas y juguetes. También lo hacían sus padres. “Nunca coticé. Mi padre sí pagó el autónomo, pero mi madre y yo, no. Cuando él murió, nadie me advirtió de la necesidad de seguir pagando y me vi con esto”, cuenta. Ella siguió con el trabajo de fiesta en fiesta, hasta que la enfermedad la apartó de la feria.

Mari enfermó en 2010 y, un año después, tuvo que dejar de trabajar. Tiene diabetes, problemas en el intestino, la vesícula y el páncreas. Hace dos años, fue ingresada por un problema en los riñones. En todo este tiempo, no han parado las molestias ni los dolores.

Llegó el día en el que su madre también enfermó y Mari se tuvo que hacer cargo de ella. Vivían en una casa de Majada Marcial, pero el miedo a que el techo del baño acabara cayéndose llevó a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Puerto del Rosario a tomar medidas.

Según Mari, el Consistorio le prometió que le arreglarían la vivienda. Asegura que hasta tres arquitectos municipales llegaron a ir a ver el estado del inmueble y sacar fotografías. Mientras tanto, se comprometieron al pago de la fianza y del alquiler. A ella, sin paga y con los escasos 369 euros de una pensión no contributiva que cobra su madre, le resultaba imposible hacer frente al pago de la renta de una vivienda.

Según ha podido saber Diario de Fuerteventura, el Consistorio llegó a elaborar un informe de rehabilitación que acabó en un cajón por falta de presupuesto.

A finales de 2015, Mari se puso a buscar una vivienda para ella y su madre. Al final, consiguió un piso en la capital por 300 euros a los que hay que sumar el recibo del agua y la luz. Días después de llegar al nuevo hogar, su madre empeoró y acabó encamada. Desde entonces, permanece en una cama en el salón de la vivienda.

De lunes a viernes, una asistenta social acude al hogar a bañarla. El resto del tiempo es Mari quien se encarga de su cuidado. Hace un año, Isabel empezó a cobrar 153 euros por estar al cuidado de una persona dependiente. “Con eso pago 80 euros de catastro, teléfono, luz y agua. No tengo más ayudas. Mi hermano se dedica a la recogida de la chatarra y me ayuda un poco cuando puede”, explica.

Ayuda de alimentos

En total, las dos mujeres viven con algo más de 500 euros y con la ayuda de Misión Cristiana Moderna. La entidad religiosa les hace una compra una vez al mes y con eso van tirando, aunque, a veces, no llegan con la compra a final de mes.

Hasta febrero de 2020, el Ayuntamiento de la capital fue cumpliendo con su palabra, pero llegó la pandemia de la COVID y Mari se quedó sin ayuda. El confinamiento tampoco le permitió poder moverse y preguntar a qué se debía la situación. Asegura que no sabe el motivo por el que el Consistorio ha dejado de ingresarle la ayuda. Alude a que, tal vez, “el Ayuntamiento se cansó de pagar”.

Las dos mujeres sobreviven gracias al respaldo de Misión Cristiana Moderna

El 10 de noviembre, recibió una orden de desahucio por el impago de 2.969,91 euros que debía con fecha de 16 de septiembre. Ahora mismo, la cantidad sube a más de 3.000 euros. Finalmente, el desahucio quedó en suspenso, aunque no sabe hasta cuándo podrá seguir en la vivienda.

A principios de diciembre, los Servicios Sociales del Ayuntamiento redactaron un informe en el que se estima la situación de vulnerabilidad social de la familia. Después de que le notificaran el desahucio, Mari le dio cien euros a la propietaria de la vivienda para que pudiera ir pagando parte de los gastos de agua y luz.

“La casera se conformó con los cien euros que le di y está a la espera de lo que haga el Ayuntamiento. La actitud de la casera ha sido buena. Es buena gente. Yo le abonaba dos o tres meses juntos cuando me pagaba el Ayuntamiento. Me ha aguantado mucho, pero ahora no tengo ayuda ninguna para poder resistir”, asegura.

Mari espera la llamada de los Servicios Sociales para que le digan qué van a hacer con ella, por qué han dejado de darle la ayuda para el alquiler desde el pasado mes de febrero y en qué situación se encuentra exactamente el desahucio. “Me tiene que llamar la asistente social para saber qué van a hacer conmigo. Si me buscan una casa o me arreglan aquella”, insiste.

La mujer asegura que jamás pensó que sería desahuciada. “He estado luchando para conseguir una paga, pero nunca he podido. Me operaron y no puedo aguantar con los dolores que tengo cada día”, señala. Y añade: “No pueden desahuciarme con mi madre así, sin poder moverse”.

Diario de Fuerteventura se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Puerto del Rosario para conocer si se le ha retirado la ayuda o no a la familia. Después de varios intentos, su gabinete de prensa comunica a través de un WhatsApp que, “debido a la Ley de Protección de Datos no se pueden exponer públicamente determinados datos de carácter personal”, aunque “sí podemos poner en conocimiento que se ha ayudado desde esta administración”. A la pregunta de cuál fue la ayuda, jamás se recibió respuesta.

Mientras espera la llamada del Ayuntamiento, Mari pasa el día cuidando a su madre y soportando los fuertes dolores de estómago. “Cuando empiezan, me tengo que acostar”, asegura. La mujer deja la conversación. Su madre ha vuelto a llamarla. La quiere todo el día al lado de su cama.

Comentarios

los del ayuntamiento, el cabildo, el estado o cristo bendito deben ayudar a estas dos personas, y el juez con la ley en la mano debe parar este desahucio. para que no tengamos que cambiar nuestro voto por una espada.

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