LANZAROTE

Ray Zapata: así es el lanzaroteño que tocó el cielo en los Juegos Olímpicos

El gimnasta, que llegó de niño a la Isla desde Santo Domingo, remontó una infancia difícil y no se rindió hasta cumplir su sueño: la medalla olímpica

Manu Riau 0 COMENTARIOS 12/10/2021 - 09:06

Ray Zapata es el orgullo de Lanzarote. Su proeza en los Juegos Olímpicos de Japón ha encumbrado a este joven criado en la Isla entre los mejores de la gimnasia artística española, aunque su éxito pudo ser, incluso, mayor. Su ejercicio fue valorado por los jueces con la misma puntuación (14.933) que el israelí Artiom Dolgopyat. ¿Casualidad? Para Ray, no. “Lo justo hubiese sido que se otorgaran dos medallas de oro, una para Artiom y otra para mí -admite-, pero en el fondo no me importa, soy muy feliz con mi medalla olímpica”, dice Ray.

Llamadas, entrevistas, reportajes... La vida de Rayderley Zapata ha dado un vuelco desde aquel 1 de agosto. Todos los medios de comunicación quieren hablar con él, hay mucho interés en conocer más del deportista que ha ganado una medalla de plata olímpica en la modalidad de suelo en gimnasia artística.

La norma que se aplicó en la final de Tokio era clara: ganó el oro el gimnasta con mayor coeficiente de dificultad (el ejercicio del israelí fue una décima más difícil), pero para Zapata este criterio “no hace justicia” al trabajo realizado por cada atleta en el tartán. “Confieso que ni siquiera conocía esta regla hasta un mes antes de los Juegos Olímpicos, cuando me pasó lo mismo en la última prueba de la Copa del Mundo en Doha. En los Juegos saqué la misma nota que el gimnasta israelí cuando él tenía más dificultad, lo que significa que yo hice un ejercicio más brillante, con menos errores. Fue un poco decepcionante”, asegura el gimnasta.

En la final, el lanzaroteño tenía pensado realizar un elemento de máxima dificultad que lleva su nombre. El Zapata 2 es una versión mejorada del Zapata 1 y, de haberlo ejecutado de manera perfecta, la medalla de oro hubiese lucido en su cuello: “Sin embargo, era muy arriesgado. Fallar este nuevo elemento me hubiese hecho perder las opciones de medalla, por eso decidimos asegurar, hacer el Zapata 1, que ya es muy difícil. Solo otros dos finalistas en Tokio se atrevieron a hacerlo y ninguno lo clavó”.

Elementos Zapata

El elemento Zapata 1 consiste en un doble mortal agrupado adelante con un giro y medio longitudinal. Hasta la creación del Zapata 2, solo dos saltos tenían mayor dificultad según la Federación Internacional de Gimnasia (FIG). Por su parte el Zapata 2 es aún más complejo, el mismo Ray lo califica de “salvajada”. Consiste en un doble mortal en plancha con un giro y medio, una combinación de tal complejidad que solo el gimnasta español es capaz de hacerlo, por su potencia física. Esta circunstancia hará que el legado que Zapata deje a la gimnasia vaya más allá de la presea conseguida en Tokio. “La medalla es un sueño hecho realidad, pero haber creado dos elementos en gimnasia artística es mucho más importante”, dice orgulloso. En efecto, los dos ejercicios llevan su nombre y siempre será recordado por ello en la disciplina.

La popularidad de Ray Zapata ha aumentado en Lanzarote desde los Juegos Olímpicos, en especial entre su comunidad, la dominicana, que cuenta aproximadamente con un millar de personas en la Isla. “Mi padre tiene un bar y una discoteca y, aunque cuenta con clientes fieles, me contaron que el día de la final los dos negocios estaban repletos desde primera hora de la mañana para ver mi participación en los Juegos. En realidad, toda la Isla estaba pendiente, nadie se lo quería perder”, dice el lanzaroteño, sin ocultar su emoción.

La medalla de plata olímpica ha sido para el joven la consagración de una vida dedicada a la gimnasia, cumplir un sueño que empezó con once años y que ha visto la recompensa a los veintiocho. La gimnasia entró en la vida de Ray por casualidad, su madre le llevó un día a ver a sus hermanas a una competición y descubrió que lo que para él era un deporte ‘de chicas’ también era practicado por chicos.

La infancia de Ray no fue fácil. Tenía diez años cuando embarcó en un avión junto a su madre y sus hermanas desde República Dominicana a Lanzarote. Solo era un niño, pero todo le molestaba en su nuevo hogar, especialmente el viento incesante: “Me frustró abandonar Santo Domingo, allí andaba por la calle con total libertad, era como un pueblo. En Lanzarote tenía que estar vigilado, no podía ni ir al parque solo y mi madre siempre estaba trabajando”, recuerda Zapata.

“Papagayo es mi momento de desconexión, de verdadero descanso”

No obstante, su agradecimiento a la Isla es total porque fue donde descubrió su gran pasión, la gimnasia, concretamente en el Club Isla de Lanzarote, donde dio sus primeros saltos. Como para él este club fue tan importante, Ray desea que su medalla sirva de inspiración a los niños que ahora practican este deporte: “Que aparezcan nuevas estrellas de la gimnasia”. “El material que se utiliza en gimnasia deportiva es muy costoso. Ojalá que las instituciones insulares inviertan en mejorar las instalaciones. Así sería más fácil crear escuela, sacar nuevos talentos. Además, puede ser un reclamo turístico para deportistas de élite de otros países”, sugiere.

Desde su éxito olímpico, Ray apenas ha podido descansar. Solo se ha tomado unas minivacaciones en Lanzarote, plagadas de reconocimientos institucionales y entrevistas. Pese a todo, ha sacado tiempo para disfrutar de su lugar favorito, Papagayo. “Me encanta ir con la familia y los amigos. Ponemos nuestra música y nos contamos nuestras historias. Es mi momento de desconexión, el verdadero descanso”, dice Ray.

Para un gimnasta esos momentos son fundamentales. Los ciclos olímpicos son largos, tienen muchas horas de entrenamiento, hay competiciones de máxima exigencia y la maquinaría del deportista se exprime al máximo. Ray tiene muy presente lo ocurrido en Tokio con Simone Biles, la estrella norteamericana que abandonó por la presión psicológica. “Todos los compañeros aplaudimos su decisión. Fue muy valiente, prefirió estar bien consigo misma”, subraya Zapata, para quien Biles es un referente, una gimnasta de un nivel fuera de lo normal: “Muchas veces se ha planteado que la gimnasia artística sea una disciplina mixta. Simone, perfectamente, puede competir con hombres y ganarlos. Yo estoy seguro de que, por ejemplo en suelo, puede quedar entre los cinco primeros en una final olímpica con hombres”.


Ray, junto a su esposa, rodeado de toda su familia, en Lanzarote.

Becas y ayudas

Los gimnastas se dedican a la disciplina en cuerpo y alma durante cuatro años para llegar a una cita olímpica que marca sus carreras para siempre. Más allá de la ansiada victoria, los deportistas españoles tienen recompensas económicas por sus logros. En el caso de Ray Zapata, la medalla de plata le ha asegurado una beca para los dos próximos años del programa de la Asociación de Deportistas Olímpicos (ADO), lo que supone un ingreso económico anual de cuarenta y cinco mil euros. Asimismo, los diecisiete medallistas españoles en Tokio reciben una compensación económica fijada antes de los Juegos por el Consejo Superior de Deportes (CSD). El premio económico se establece en función de la importancia de la medalla. En el caso del lanzaroteño, la plata supone cuarenta y ocho mil euros adicionales.

Por ahora habrá que esperar para ver al subcampeón olímpico en competición. Zapata no podrá participar en el Campeonato del mundo que se celebrará en Japón a partir del 18 de octubre. Mientras se recupera de una tendinitis, su próximo proyecto es inaugurar un pabellón en la ciudad madrileña de Alcorcón, donde reside. “Estoy seguro de que pronto habrá un pabellón que lleve el nombre de Ray Zapata en Lanzarote. Todo llegará”, comenta ilusionado.

El atleta se muestra muy agradecido por todo el apoyo que ha recibido en su carrera de las instituciones lanzaroteñas. Con nuevos proyectos de patrocinios turísticos, el Cabildo Insular quiere mantener su ayuda al gimnasta al menos hasta los próximos Juegos Olímpicos que se celebran dentro de tres años en París.

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