DEPORTES

Un lanzaroteño en la sala de máquinas del baloncesto mundial

Juan Lasso se ha forjado una carrera como agente y trabaja con jugadores de la talla del ‘Chacho’ Rodríguez o de talentos como Usman Garuba, a punto de debutar en la NBA

Rubén Montelongo 0 COMENTARIOS 14/09/2021 - 07:19

La escena sucede a mediados de agosto: quedan apenas 30 segundos en el marcador cuando Usman Garuba se eleva con energía por encima del aro, tapona un intento de mate y certifica la victoria de su nuevo equipo, los Houston Rockets, frente a los Portland Trailblazers. Es solo un partido de la liga de verano de la NBA en Las Vegas, pero la jugada ya sitúa al joven alero en los highligts. Si nada se tuerce, en octubre se convertirá en jugador de pleno derecho de la NBA. Tras quedar número 23 del Draft -la selección anual de los jóvenes de la mejor liga del mundo-, competir en los Juegos Olímpicos de Tokio y rescindir su contrato con el Real Madrid, este español de padres nigerianos cumplirá el sueño de todo niño que empieza a botar el balón en una cancha. En ese difícil camino, aparece el nombre de un lanzaroteño: Juan Lasso.

Lasso es agente de baloncesto y representa a Usman Garuba desde que tenía 14 años. En la actualidad es director de operaciones de Romaior Sports, una de las agencias de representación más importantes del país. Desde siempre ha sido un apasionado del baloncesto: “Lo sabía todo, era un friki”. En su tercer curso de carrera descubrió que su futuro profesional podía pasar por la representación de jugadores. Estaba de Erasmus en Alemania y, como buen aficionado, acudió a uno de los torneos de categoría junior más importantes del mundo. Se acreditó para cubrir la competición para una publicación especializada y aprovechó para labrar todos los contactos que pudo. “Allí conocí a muchos jugadores, directivos y scouts, y me di cuenta de que era un mundo que me gustaba”, cuenta. Juan mantuvo los contactos y, cuando regresó a Madrid para terminar Derecho, empezó a pasarse “todo el día” en las canchas de baloncesto.

Su gran oportunidad surge en 2005. En Magariños, la sede del Estudiantes y donde juega su cantera, le hablaron de la agencia You First, una compañía muy grande que en ese momento estaba buscando agentes con perfiles como el suyo. “Me hicieron una entrevista y aquí estoy”, dice. Por lo general, las agencias son un terreno un tanto cerrado. Lo habitual es que los puestos estén copados por antiguos jugadores o entrenadores, que dan el salto y se convierten en agentes. El caso de Juan Lasso es completamente diferente, pero cuenta con una gran ventaja: es lo único que ha hecho en su vida profesional, lo que le permite atesorar una amplia experiencia siendo todavía joven. Juan logró abrirse paso, dice, porque es un tanto “cabezón”. A la primera entrevista acudió con una idea en la cabeza: “Si me decían que no me iban a contratar, les iba a responder que lo haría gratis”.

“Para mí ha sido muy complicado, no vengo de este mundo, soy un chico de Lanzarote, que no ha jugado y que mide 1,65”, se ríe. Se ha conseguido asentar como agente “a base de currar mucho, de patear muchas canchas y de sacar muchos codos”, reconoce. En sus inicios, vivió la experiencia de acompañar a otro jugador a la NBA: “Trabajaba en You First cuando Serge Ibaka -actual jugador de Los Ángeles Clippers- entró en la agencia. Tengo un recuerdo especial de aquella época porque es el caso de éxito más claro: un chico del Congo, que traes a España y destaca, que supera barreras, obstáculos, va a la NBA y, además, triunfa”.

En su carrera como agente, Lasso también tuvo que comenzar desde abajo, desde la base. “Empiezas haciendo informes de scouting, ojeando, picando mucha piedra y recorriendo mucha cancha”, comenta. “Hice mucho de ese trabajo durante aquella época y me fue muy bien, por suerte”, subraya. “Por ejemplo, firmé a Willy Hernangómez o a Bojan Bogdanovic”. El primero juega ahora en los New Orleans Pelicans y el segundo es titular en los Utah Jazz.


Con Sergio 'Chacho' Rodríguez.

En 2015, se cruza en el camino de Juan Lasso la oferta de Romaior Sports, una agencia con un objetivo bien definido: “Jugadores nacionales de calidad”. Algunos de ellos son Fernando San Emeterio -un histórico de la Liga ACB que se acaba de retirar-, Javi Beirán -que ha vuelto al Estudiantes después de pasar por Tenerife y Gran Canaria-, Sebas Sáiz -un ídolo en la Universidad de Missisipi que trabó amistad con el actor Morgan Freeman y ahora juega en Japón-, o Sergio El Chacho Rodríguez, que acaba de despedirse de la selección española y al que Lasso conoció en aquel torneo junior en su año de Erasmus en Alemania. También lleva al argentino Gabriel Deck, que empezó la temporada en el Real Madrid y la terminó en los Oklahoma City Thunder.

Encontrar un jugador al que representar no es tarea sencilla. “Primero, es indudable que el baloncesto es el deporte que mayor filtro físico tiene y eso reduce las posibilidades”, adelanta. A partir de ese físico, “entran aptitudes como la fortaleza mental o la competitividad y, por supuesto, un entorno adecuado y que sume”. En descubrir y acompañar a las futuras perlas del baloncesto se centra Romarior Sports, que tiene jugadores de cantera en Barcelona, Madrid y otros grandes clubes de la ACB. Una tarea que es, sin ningún tipo de dudas, muy importante. “Los jugadores que hoy conoce todo el mundo son los mismos que llevan años trabajando. Igual que los que están ahora en la base, aspiran a estar en ese lugar algún día. Es una rueda que no se para”, asegura.


Con Sebas Sáiz.

Un trabajo de 24 horas

La representación de jugadores es un trabajo peculiar, con picos de actividad muy altos, como cuando el mercado de fichajes está abierto, y otros periodos donde prima el seguimiento a los jugadores. Es precisamente en los meses de verano cuando se están terminando de configurar las plantillas “y, por tanto, cuando están más nerviosos”. Con respecto al día a día, “siempre hay cosas que hacer y casi siempre diferentes”, admite Lasso. “Soy muy partidario de que el jugador tenga la sensación de oficina y a gente trabajando para él en todos los departamentos de la empresa, pero al mismo tiempo tenemos que estar siempre viajando. Represento a jugadores en Estados Unidos, en muchos países de Europa y hasta en Japón, lo que hace que los viajes sean una parte muy importante de nuestro trabajo”.

Por otra parte, los agentes están estigmatizados y se tiene de ellos la imagen de “personas que siempre están hablando por el móvil y nada más”, lamenta Lasso. “Siempre digo, sobre todo a los padres, que un agente no es algo muy lejano a un abogado especializado en el asesoramiento que necesita un deportista”, aclara el lanzaroteño. “Lo que pasa es que sucede al revés que con un abogado: somos los agentes los que nos acercamos a los jugadores y a las familias para trabajar con ellos, pero no dejamos de ser profesionales que dan un servicio que consiste en guiar la carrera de un deportista. No tiene ni más mística, ni más leyenda ni, sobre todo, oscurantismo”, sentencia. Los problemas de un jugador de baloncesto pueden surgir en cualquier momento y a cualquier hora: “Mis clientes pueden tener un problema un domingo a las diez de la noche tras un partido y hay que atenderlo”. “Es un trabajo de 24 horas y absolutamente vocacional y, por cosas como esta, las relaciones van más allá de lo profesional, son cien por cien personales”, confiesa. Los deportistas de élite, dice Lasso, lo han vivido desde muy pequeños, toda su vida gira en torno a esa disciplina y los agentes forman parte de su vida.


Juan Lasso. Foto: Adriel Perdomo.

Planes en el horizonte

Aunque no se plantea dar el salto como representante a otros deportes, Lasso mantiene la ilusión de aquel joven estudiante de Erasmus en Alemania: “Me sigue gustando mucho. Siempre surgen nuevas experiencias, nuevos jugadores o situaciones que ya he vivido, pero desde un punto de vista diferente. Por ejemplo, me hace mucha ilusión la nueva etapa de Usman Garuba en la NBA porque llevo toda la vida con él”. Eso sí, preguntarle por su futuro a un agente en verano, probablemente conlleve la siguiente respuesta: “Mal momento para preguntar”, pues son los meses más estresantes del año.

UNA ESTRELLA EMERGENTE

Usman Garuba acaba de ser elegido en vigésimo tercera posición en el Draft de la NBA por los Houston Rockets. Por ese puesto, tiene derecho a 2,35 millones de dólares como novato y 2,47 en el segundo año. Si renueva el tercero, subiría a 2,58 millones y a 4,39 millones, en el cuarto curso. La cláusula de salida del Real Madrid asciende a unos tres millones de euros. Nada en la carrera de Garuba ha sido convencional. Destacó desde muy joven y, ya con Lasso como representante, los ojeadores de las franquicias americanas se fijaron en él. Además, tras las salidas de jugadores como Doncic o Campazzo del Madrid, las buenas actuaciones de Usman llegaron al Palacio de los Deportes. También lo hizo el Covid, que impidió que la afición viera cómo Garuba se convertía en el mejor jugador joven de la ACB y la Euroliga. Su puesta de largo en el mundo de la NBA también se vio afectada, pues no pudo estar en la gala del Draft, pero tenía una buena excusa: con apenas 19 años estaba disputando unos Juegos Olímpicos. Ni Pau Gasol fue tan precoz.

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