Crónica

Ríos de lava e incertidumbre

Las nuevas lenguas de fuego elevan la atención que demanda el volcán de La Palma, mientras población e instituciones siguen organizando el apoyo a quien lo precise

Gregorio Cabrera 0 COMENTARIOS 01/10/2021 - 17:29

El volcán amaneció este viernes proyectando una colosal columna de humo negro hacia el cielo de La Palma y también nuevas incertidumbres. Una de las interrogantes se dibujó en la pasada madrugada a fuego vivo, en la parte trasera de uno de los conos volcánicos. Desde ahí fluyen dos lenguas de un magma sensiblemente más líquido que se ha descolgado de la colada principal y que plantea diversas alternativas. Una, la más deseable, es que converja con la originaria. La segunda es que se desboque hacia el oeste, ampliando a su paso el mapa de la destrucción.

En esa dirección oeste se levanta también la ciudad de Los Llanos de Aridane, el mayor asentamiento de la llamada isla bonita. Aquí la gente amanece ya no solo quitándose las legañas. También las cenizas de los ojos. Si uno se fija, descubre que un porcentaje de los fragmentos de este lapilli alcanza ahora un tamaño mayor, de hasta un centímetro o más. En algunos puntos, las acumulaciones ya levantan más de un dedo del suelo y obligan a trabajar sin descanso a los servicios de limpieza y mantenimiento vial. De hecho, esta mañana no había señales viarias en el suelo de Los Llanos. Las había pintado de negro el volcán.

Frente al Museo Arqueológico Benahorita, en pleno corazón urbano de Los Llanos, un equipo móvil de la Unidad de Medición de la Calidad del Aire con el apoyo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) toma muestras de lo que se respira en la zona. Por el momento, la presencia de dióxido de azufre no representa un riesgo para la población, aunque se le huele el aliento al volcán en todo momento.

El bramido del Tajogaite es la estremecedora banda sonora de Los Llanos desde hace dos semanas. En las entrañas del pabellón deportivo se oye otro sonido que tampoco cesa. Es el que provocan decenas de personas que descargan, separan y colocan la ingente cantidad de material donado para las familias damnificadas. “Les llamamos los ángeles”, explica la concejal de Bienestar Social, Igualdad, Sanidad y Vivienda, Elena País Fuentes, que indica que han contado con la colaboración de entre 500 y 600 voluntarios y voluntarias, en buena parte la juventud del pueblo, aunque la empatía no ha distinguido edades.

“Este punto de recogida lo pusimos en marcha el primer día y desde entonces no nos han dejado de llegar cosas de La Palma, otras islas y hasta de la Península”, dice la concejal con los graderíos colmados de ropa y enseres a su espalda. “La solidaridad demostrada es la parte positiva de todo esto”, insiste a la vez que indica que a partir de ahora se hacen especialmente importantes las aportaciones de dinero a través de las cuentas oficiales facilitadas por las instituciones: “Queda mucho por hacer, y todas las personas afectadas tienen que rehacer sus vidas”.

A lo lejos, el cañón de humo parece querer atravesar los celajes. La nueva boca provoca otra humareda, esta vez a ras de suelo y que se deja mecer por la brisa, de modo que se antojan a la vista como mechones de un pelo blanco, ralo y lanoso, de animal recién llegado al mundo, aunque se trate de una nueva boca volcánica que hablará con el mismo lenguaje que sus mayores: el del fuego.

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